Han sorprendido las declaraciones de Gabriel Cisneros en el ABC instando al PP a enmendar cada uno de los 270 artículos del Estatut. Cisneros tiene la autoridad moral de ser el único padre de la patria que permanece en el hemiciclo. Pero también es un hombre cercano a Esperanza Aguirre que bombardea el proyecto de línea roja que pretende establecer Rajoy. Hasta aquí llegamos, por aquí no pasamos.
Rajoy no ha querido revelar si enmendará o no el texto, aunque ha sugerido en varias ocasiones que el texto es inenmendable. En todo caso, prepara toda su artillería: tanto el recurso de inconstitucionalidad como eventualmente, las enmiendas. Por otra parte, realiza una oferta de diálogo a dos con el PSOE para sacar adelante la reforma en el mismo espíritu con el que se fraguó la Constitución.
El Gobierno responde, sin embargo, que se tratará de una negociación a varias bandas. Vamos a emprender contactos con todos los grupos políticos, señala De la Vega en la rueda de prensa posterior al consejo de Ministros. En definitiva: de una relación a dos, nada de nada. Y por supuesto, tras el rechazo a la mano tendida de los populares, Rajoy prepara la línea dura. Y en ese momento, llega Cisneros y le pincha las ruedas. Algo así como Esperanza Aguirre apelando a la oportunidad -o no- de presentar el recurso de inconstitucionalidad. Un palo en las ruedas que seguramente no habrá terminado de gustar al líder de la oposición.