En Tele 5, Gabriel Cisneros, padre de la constitución y diputado del PP, explicaba el blindaje al que sometieron la constitución en determinadas materias: Ahí están los dos artículos que se refieren a la reforma constitucional, pero hay determinadas materias, lo que son la garantías de los derechos y libertades fundamentales, y la institución monárquica que son objeto de superprotección, y el resto son procesos más livianos.
Es decir, hay unos elementos de la constitución que gozan de un blindaje especial, que resultan difíciles de reformar y fue porque quisimos someter esos elementos que se protegían a un plus de rigidez.
Habría un problema si el hijo fuera varón porque se han creado unas expectativas y porque a la opinión pública no le gusta el mantenimiento de un privilegio, pero se ha creado una expectativa de tal dimensión que hoy no se aprobaría el mantenimiento de la prevalencia del varón; en aquel momento, la fórmula española era la común entre las monarquías parlamentarias, pero desde el 78 acá, todas la han modificado y todas en la misma dirección, comentaba Cisneros.
Según Cisneros, el gobierno cometería un error al pretender, bajo la apariencia de una reforma constitucional genuina, meter otros temas de importancia menor o secundaria o que son muy complejos, por ejemplo, la reforma del Senado es una materia para especialistas; el tema de la UE, el revolutum de las cuatro materias metidas en una misma consulta siempre lo censuré. El tema de la igualdad de los derechos de la mujer, en las instituciones que viene de las partidas del ordenamiento de Montalvo que es la fórmula tradicional, no era un tema de debate político, era un tema profundamente aceptado y separado. ¿Por qué vamos a juntar el churro de la sucesión monárquica con otras merinas?