La inocencia debe ser preservada en todo momento, pero no es imprescindible hacer lo mismo con la ingenuidad. Es una indecible ingenuidad pensar que la política y la economía pueden ejercerse al margen de la justicia y de la ética. Por ejemplo, no es posible la justicia social ni el Estado de Derecho cuando se legaliza la muerte del siempre inocente no nacido.
El ascenso al poder del populista Rafael Correa en Ecuador ha supuesto, al igual que en Venezuela, la elaboración de una nueva Constitución. Es decir, que ha cambiado el Gobierno, pero ahora se pretende cambiar el Estado. Por eso, un grupo de asociaciones en defensa de la vida y de la familia se han movilizado contra un recto constitucional que trata de introducir el aborto y el matrimonio gay en Ecuador, un país que ya cuenta en España con 400.000 emigrantes.
Y como nada es casual, observen cómo Noticias Globales denuncia que la pieza clave de esta reforma es Paulina Romo, la asesora parlamentaria de Correa, una de las hacedoras de la Carta de la Tierra, es decir, el documento con el que el Nuevo Orden Mundial (NOM) pretende sustituir a los 10 mandamientos, un texto tan cursi como venenosos, de matriz eco-panteísta, esencia del o políticamente correcto… y una majadería mayúscula. Por decir algo, la Alianza de civilizaciones no es más que una rama de este tronco. Y un personaje como el ex ministro de UCD, Federico Mayor Zaragoza, figura como representante español en el movimiento por la Carta de la Tierra… y en la Alianza de las Civilizaciones, de mano de otro eximio representante del NOM: el ex secretario de la OMU, Kofi Annan, el ex presidente iraní Seyyed Mohammad Jatami y, naturalmente, de los presidentes turco y español, Erdogan y Zapatero, respectivamente.
Eulogio López