Entre los empresarios españoles miembros del lobby norteamericano en España, que periódicamente se reúnen con el embajador norteamericano en Madrid, George L. Argyros, una amplia mayoría consideraba que John Kerry jamás le ganaría la batalla electoral a George Bush, ni tan siquiera cuando las encuestas señalaban a Kerry como futuro presidente. La guerra de Iraq, la ausencia de armas de destrucción masiva, las nunca probadas relaciones entre Sadam Husein y el terrorismo internacional… todo eso es superable. Lo que no es superable es contemplar a una recluta del Ejército norteamericano arrastrar con una correa, por el cuello, a un hombre desnudo en la ya famosa cárcel de Abu Gharib.
Al final, con esa foto, toda la autoridad moral de Occidente se derrumba. Pero no es por eso por lo que Bush puede perder las elecciones, dado que el pueblo norteamericano está dispuesto a aceptar que haya ovejas negras que se "pasen". No, por lo que puede perder es por la imagen que da Bush de debilidad con esas fotos, justo lo que el electorado norteamericano no perdona. Ni ha sido capaz de cesar a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, a pesar de que el propio presidente no se había enterado del asunto. Bush parece prisionero de una camarilla, encabeza por el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Estado, Colin Powell, y el mencionado secretario de Defensa Rumsfeld. Camarilla que, por cierto, también mantiene enfrentamientos entre sí.