El banquero más famoso de España, Emilio Botín, tuvo, en la mañana del lunes, su tradicional y anual reunión con los medios informativos especializados para dar cuenta del ejercicio 2003. De entrada, decir que ya, definitivamente, al SCH se le han caído la "C" de Central y la "H" de Hispano. Ya es el Grupo Santander a todos los efectos y a todos los logotipos, no sólo en sus carteles sino también en la terminología de sus directivos: vuelve "el Santander".
Don Emilio se ha negado, en plena campaña electoral, a valorar los programas del Partido Popular y del PSOE. Pero el banquero más famoso de España, y supuestamente el hombre más rico del país, sí ha dado pistas sobre su propio pensamiento económico. Así, para Emilio Botín, el futuro está "en China, India y Rusia". Y, a la vuelta de unos años, "también estará en Brasil". En definitiva, lo que Botín propone y avala es un capitalismo de salarios bajos, de salarios de hambre, que es el vigente en India y el cada día más vigente, y prepotente, capitalismo reinante en China y Rusia.
Su opción no es precisamente casual. De hecho, preguntado por la famosa deslocalización, es decir, por la fuga de empresas, especialmente de Cataluña, hacia otros países que pagan salarios más bajos, Botín comenzó por quitarle hierro al asunto afirmando "tampoco es tan importante". Según Botín, estas cosas pasan porque se hace necesario "aumentar la competitividad y controlar los costes, que es la manera de triunfar". La verdad es que si Samsung, Phillips, o cualquier otra empresa se marcha no es para controlar costes, sino para pagar menos salarios (que es un coste, pero no el único). Además, si se trata de competitividad no se entiende cómo la deslocalización no sólo busca salarios más bajos, sino subvenciones más altas. Porque las subvenciones estatales resultan muy poco liberales y rompen toda igualdad competitiva.
Pero, por si no había quedado claro cuál es la postura económica de Botín, el presidente de SCH también quitó hierro al escándalo Parmalat: "Son grandes escándalos, pero pocos". Para Botín, el gobierno corporativo está funcionando (¡!), pero, en cualquier caso, "que sean los 'mercaos' los que juzguen a las empresas". La verdad es que los mercados no juzgan ni la gestión empresarial ni, mucho menos, la aportación de una compañía a la sociedad. Lo único que juzgan los mercados financieros es la ganancia especulativa que pueden obtener jugando con la evolución de precios de una sociedad cotizada. Como para juzgar las meteduras de mano en la caja de Parmalat o de Enron.
Como colofón, Botín, de forma tácita, apoya la política económica del Partido Popular. Considera que "España ha ido muy bien con la reforma" y éstas "deberían continuar". Por supuesto, las reformas a las que parece aludir Botín, en especial tras fiar el futuro del mundo a China, India y Rusia, consisten en liberalizar el mercado de trabajo. Vulgo, despido libre y salarios por los suelos.
Y la guinda de la tarta: Botín, sin entrar a juzgar el caso concreto, quitó importancia al escándalo denunciado hoy lunes por el diario El Mundo, según el cual 600 clientes del BBV tenían 420 millones de euros "ocultos" en el paraíso fiscal de Jersey.
Pues bien, a Botín, el asunto no le merece más comentario que: "Creemos en la libertad de capitales (se entiende que la libertad de movimientos de capitales), eso sí sometidos a unas normas fiscales". Es evidente que quien acude a un paraíso fiscal intenta precisamente eso, ocultarse y eludir al fisco. Por cierto, que Botín se negó a explicar por qué la implicación de Santander con Parmalat tenía su base, precisamente, en un paraíso fiscal.