- Sin embargo, sí cree en las fusiones bancarias... que pagaremos todos los contribuyentes y a más alto precio: el caso CAM ha puesto el listón muy alto.
- Lo más parecido a una quiebra bancaria se ha producido con los cuotapartícipes de la CAM.
- Es el presidente de Bankia quien con más ahínco ha apostado por el banco tóxico.
- Encima, el banquero cántabro se coloca de nuevo frente a Rajoy, cuyo gobierno considera ineludible el banco tóxico... público.
- El contribuyente no quiere ni banco malo ni fusiones, pero ése no cuenta.
A ver si nos entendemos. La crisis bancaria española, esa que no era crisis pero que la ineptitud de Zapatero, Elena Salgado y MAFO terminó por convertir en megacrisis tiene tres soluciones: o dejar caer a los bancos zombis, como propuso Emilio Botín al comienzo de la reconversión bancaria y más recientemente el presidente del BBVA, Francisco González, crear un banco malo o forzar una reconversión del mapa bancario, es decir, fustes pagados por el Estado.
Por cierto, que hay un ejemplo parcial de la primera y tercera opción. La CAM nos va a salir carísima a los españoles, como ejemplo de fusiones financiada por el Estado pero también le ha salido mal a los accionistas -a los cuotapartícipes- que sencillamente como ya adelantara Hispanidad, han perdido todo su capital. Esa es la técnica a seguir la que sin duda apoyarían todos los contribuyentes: ni banco tóxico ni fusiones, que nos cuesta mucho dinero a todos: mejor quiebras controladas, pagar el dinero a los depositantes y que los inversores pierdan lo que tengan que perder, que para eso arriesgan. En el presente caso, la CAM, los cuotapartícipes, andan ligeramente cabreados. Lógico, a ellos se les vendieron las cuotas no como una inversión con riesgo sino como algo parecido a un depósito a plazo fijo.
En cualquier caso, en la mañana del viernes, con motivo de la inauguración en Santander del Nuevo Centro de Proceso de Datos del Grupo Santander, Emilio Botín se desmelenaba: aseguraba que el banco tóxico no es la mejor opción, que le costaría dinero a los contribuyentes y que no facilitaría el crédito. De paso, daba a entender que la reforma financiera tipo CAM, es decir, que un banco bueno se coma a otro malo, era el mejor sistema.
De entrada, Botín abofeteaba a Rodrigo Rato, presidente de Bankia y candidato a fusionarse con el Santander y arrebatarle la Presidencia, algo que don Emilio no está dispuesto a permitir. ¿Por qué le abofeteaba? Pues porque quien más necesita el banco tóxico público es Bankia y Rato ha sido el que más ha luchado por él.
Y tiene razón don Emilio cuando asegura que el banco tóxico le costará dinero al contribuyente pero miente cuando opta por las fusiones: éstas costarán mucho más dinero que el banco tóxico, como se ha visto con la absorción de la CAM por el Sabadell... y ninguna de las dos agilizan el crédito.
Por último, Botín cabrea con ello a Mariano Rajoy... una vez más. Y es que el nuevo presidente del Gobierno ya estaba casi convencido del banco tóxico. De hecho, Botín se alinea de nuevo con el PSOE, esta vez sin quererlo, porque a la misma hora en la que realizaba sus declaraciones en Santander, el portavoz saliente del Gobierno, inefable Pepiño Blanco lanzaba un dardo al PP asegurando que el tóxico lo pagarían los contribuyentes. Tiene toda la razón: pagaremos por una u otra vía, el desastre bancario que su Gobierno ha creado.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com