No sabemos si el tiempo todo lo cura, pero podemos estar seguros de que el tiempo descubre todos los secretos. Por ejemplo, ahora podemos saber que el día de Jueves Santo, en Palma de Mallorca, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, consultó a su colega el alemán Joschka Fischer sobre la retirada de las tropas españolas de Iraq. Para su sorpresa, éste respondió que lo mejor era no cabrear a los norteamericanos.
Pero no sólo fue eso. La primera minicrisis del Gobierno Zapatero tiene lugar cuando el presidente comunica al ministro de Defensa José Bono que la retirada debe ser inmediata. Bono se niega, y afirma que España puede quedar como el país cobarde ante toda la coalición internacional. Pero Zapatero insiste y Bono no puede provocar una crisis en un Gobierno que aún no ha jurado, perdón, prometido, sus cargos.
De cualquier modo, lo más significativo es lo del responsable de la diplomacia alemana: y es que una cosa es no entrar en guerra y otra marcharse precipitadamente.