Lunes 10,30 de la mañana. La ministra Bibiana Aído inaugura un curso de verano en El Escorial. Hispanidad está ahí. Al término de su intervención, tratamos de hacerle algunas preguntas. Aído se hace la longuis, pero su equipo practica un verdadero placaje para impedirnos el acceso a la ministra. Aquí se acaba la historia. Uds. no podrán saber qué opina la ministra sobre el debate abierto en torno a la reforma de la Ley del Menor. Tampoco sabrán su opinión sobre el no informe del CGPJ en relación a la Ley del Aborto ni sobre el fenómeno mediático del ya conocido como 'bebe-Aído'. Nada.
Porque la ministra ha decidido que no hace declaraciones. Y su séquito la protege. Incluidos Guardias Civiles. Los ministros deberían saber que tienen obligación de contestar a las inquietudes de la opinión pública, que no pueden decidir cuándo hablar y cuándo no, si no quieren que la calidad democrática se encuentre por los suelos. Que tienen un mandato de los ciudadanos y a los ciudadanos se deben. Por lo tanto no cabe la altanería de hoy no voy a hacer declaraciones. Los ciudadanos le pagamos a ella y a su equipo para que tome partido, para que se moje, para que se manifieste. Y si las preguntas de los periodistas le incomodan, lo que tiene que hacer es irse a su casa.
Por lo demás, Aído ha informado que desde enero de 2005, el Gobierno ha invertido más de 1.000 millones de euros en la lucha contra la violencia de género. Una cifra similar a la invertida en el Turismo. Sólo que el Turismo es la industria estrella y en violencia de género los resultados son manifiestamente mejorables.