La postcoital se ha convertido en la estrella del mercado de la muerte. De ella se benefician las multinacionales Bayer y Wyeth
Lo venimos anunciando: la píldora postcoital se ha convertido en la estrella del mercado de la muerte. Sus promotores, especialmente Laboratorios Schering –ahora Bayer- afirman – o sea, mienten- que no es abortiva. Y tienen toda la razón: si tras el coito no se ha producido la concepción, no es abortiva; si se ha producido dicha fecundación, sí que lo es, porque elimina la vida naciente.
Además, su comodidad –se toma y en paz- facilita una doble función: contra la vida, al eliminarla, y contra la familia, dado que se está "recetando" a las adolescentes tras una noche loca, a espaldas de sus padres. La píldora postcoital es el aborto más cómodo y silente.
Además, es un gran negocio para los laboratorios fabricantes –especialmente el mencionado Bayer y el norteamericano, dado que todo tipo de administraciones, especialmente gobiernos regionales y autonómicos, compran píldoras en proporciones gigantescas, asegurando así las cuentas de resultados de los fabricantes. Por ejemplo, el alcalde de Madrid, el popular Ruiz Gallardón, uno de los mejores clientes de Postinor, aunque paga con dinero de los impuestos y multas de los madrileños. Los dos productos más extendidos por el mundo son el Postinor de la alemana Schering-Bayer y Norlevo, de la norteamericana Wyeth Farma, laboratorios a los que conviene no comprarles ni aspirinas.
Pues bien, la píldora postcoital ha sido introducida en la Argentina por el Gobierno Kirchner. Ahora le toca el turno a Córdoba. Lo cuenta Notivida.