Lo del nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, no es un saneamiento bancario. Lo que ha hecho es calcular cuánto tienen que poner los españoles, a fondo perdido, para que Bankia sea rentable.

Y lo ha hecho muy bien porque, insisto, como gestor es muy bueno. Cosa bien distinta es que el Gobierno Rajoy le haya permitido hacerlo. En mi opinión, no debía.

Y así, aprovechando la generosidad del Gobierno Rajoy, los directivos de Goirigolzarri han decidido sobreprovisionar Bankia. ¡Qué listos! Pero ni con esas se ha dado por contento don Mercado Financiero. La acción de Bankia se ha vuelto a derrumbar el lunes, seguramente porque los especuladores no tienen límites.

Goirogozarri, insisto, un buen banquero, asegura que no tiene que devolver nada porque no son ayudas públicas. No señor presidente: no tendrá usted que devolver la enormidad de dinero que le ha proporcionado el Gobierno precisamente porque sí son ayudas públicas, no créditos públicos. Es un regalo, no un préstamo.

Pero, con la excepción de la buena prensa económica española -que, a pesar de la crisis, es muy buena-, tanto de diarios económicos -en papel o en Internet, como de las secciones especializadas de los periódicos de información general-, la mayoría, también la televisión, se ha fijado en el cuánto y no en el cómo. No me extraña, la verdad, porque el Gobierno se ha volcado con Bankia cuando lo que debía haber hecho es dejar que Bankia se autosaneara o que quebrara.

Y así, mientras el Banco de España -que no Bankia- se hunde, los del lado de babor arremeten contra los de estribor y éstos contra aquéllos. Los de babor insisten en que la culpa de todo la tiene Rato, que era vicepresidente del PP, y aunque nos hundamos todos se ahogarán contentos si antes logran tirar por la borda al enemigo político.

Y los de estribor continúan salvando bancos a precio de oro. Comer, rascar y sanear todo es empezar. Sobre todo, si se sanean bancos, entidades de contabilidad creativa por naturaleza.

Eulogio López

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