Exceptuando la muy ahorradora medida de que las urnas puedan confeccionarse en cartón por los presos en las cárceles, el folclórico referendito promovido por el señor Mas y sus amiguetes, pocas novedades nos ha aportado.
Un nuevo parto de los montes. Queda claro que se trata de montar espectáculos ante la opinión internacional para vender un victimista sentimiento de independencia que ha alcanzado ya su techo, por más que intenten elevarlo permitiendo votar a menores de edad y a extranjeros, o unas cuantas veces al mismo votante si lo hace en diferentes urnas. Pero hay algo que no se comprende: ¿Por qué se acepta por casi todos, incluido Rajoy, los datos que nos ofrecen sobre participación y resultados del referendito Conociendo la falta de escrúpulos para manipular la historia desde las escuelas hasta los medios de comunicación, o la desfachatez para incumplir la ley, o la inmoralidad de sacralizar a una familia de corruptos, ¿por qué hemos de creernos las cifras que los secesionistas nos ofrecen
No aceptemos sus numeritos. Se trata de unas cifras que nadie objetivo o ajeno al interés del referendito ha podido certificar. Incluso lo más lógico es pensar que están alteradas a su conveniencia; y eran más negativas, si cabe, que las que nos han largado como «oficiales». Quien no les conozca, que les compre sus numeritos.
Miguel Ángel Loma Pérez