Excmo. Sr. D. José Bono Martínez:

Tengo poco más de 60 años, soy funcionario y profesor universitario, y pertenezco a esa generación de españoles que fuimos educados (muy bien, y -por cierto- mejor que ahora lo son nuestros hijos y nietos) en el amor a España, no como entelequia ni como unidad de destino en lo universal (algo que no entendíamos entonces), sino como la suma de todos los habitantes y tierras de España. Por eso entendimos con temor lo que poco antes de morir decía D. Juan de Borbón, conde de Barcelona (ahora parece hasta irónico): Veo con preocupación el futuro, porque se amenaza la unidad de España. Por eso estoy totalmente de acuerdo con su hijo, el actual rey D. Juan Carlos I, cuando el pasado día 6 de enero, en la Pascua Militar, se refería a esa inmensa mayoría a la que pertenezco y que lleva a España en el corazón, a España entera, en su rica diversidad y pluralidad, con sus variadas tierras, tradiciones y virtudes.

Por ello, me llenó de estupor -primero- y de satisfacción -después- oír las palabras del Tte. Gral. Mena Aguad por fin alguien inteligente y honesto, ocupando un puesto de responsabilidad, se hacía eco con verdadero sentido democrático de lo que la mayoría silenciosa (la demos-cracia) piensa, pero calla. Pero luego, con eso que los españoles llamamos vergüenza ajena, me he avergonzado cuando he sabido que el JEMAD, Gral. Sanz Roldán, ha pedido el cese y el castigo para Mena Aguad no puedo entender que el JEMAD, el más alto funcionario militar, se atreva a pedir un castigo para quien no sólo dice lo que pensamos la mayoría (¡ojo!: aún somos una democracia), sino que a todos ha recordado el deber que todos tenemos como ciudadanos democráticos de España simplemente leyendo el Artículo 8.1 de la Constitución española. Le achacan que sus palabras fueron extemporáneas y que estropearon un acto de gran protocolo, y olvidan la importancia del asunto (la unidad de España) que él trató y la trascendencia que eso va a tener en Cataluña, las Vascongadas y Galicia... por ahora.

Excmo. Sr.: usted se ha mostrado siempre como hombre de Estado, como político con talante democrático y como persona con sentido común. Y, además, como alguien respetuoso con las leyes. En nombre de todo ello, yo le ruego que transmita al Tte. Gral. Mena Aguado el testimonio de mi mayor respeto y consideración, y le ruego también que ordene el fin del arresto de este militar. Pienso que, si hay que cesar a alguien, es al Gral. Sanz Roldán por no entender cuál es su deber: no el de castigar al que dice lo que piensa la mayoría del pueblo español, sino el de defender a España y su unidad territorial, que es lo que recoge el Artículo 8.1 de la Constitución que él juró.

Mucha gente piensa esto, y es el comentario de muchas charlas; pero la mayoría calla. Yo soy de los que hablan y escriben con libertad, y dicen claramente lo que piensan, a la cara y de acuerdo con la Ley Fundamental de nuestro actual Estado. Por eso le digo esto a usted, a quien considero un hombre de bien.

Reciba, Sr. Ministro, mi atento y respetuoso saludo.

José Luis Martínez Sanz

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