- El kirchnerismo utiliza las instituciones para arremeter contra toda voz crítica.
- Y su mejor arma es el Fisco.
- No obstante, los argentinos no se resignan: la contestación social crece y la oposición se arremolina alrededor del tándem Scholi-Macri.
- Además, Cristina se ha enfrentado a la prensa, a la justicia y a los sindicatos, y ahora, los tres le responden con las mismas armas.
- Cada día que pasa, la República parece un país sin Estado, es decir, un caos.
Decíamos ayer que los argentinos atravesaban uno de los momentos más delicados de su historia reciente, con una presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, despeñada por la demagogia más vulgar y con una fuerte contestación social por la miseria creciente y una inseguridad insoportable.
Esos factores tenían que estallar y lo han hecho apenas un año después de la gran victoria electoral de la presidenta Cristina Fernández. El grupo periodístico Clarín se ha enfrentado al Ejecutivo y éste le ha castigado retirándole publicidad y subvenciones y lanzando una campaña contra sus medios.
Pero Fernández se pega con todos: el episodio chusco del secuestro mercantil de la Fragata Libertad o la arremetida contra un kirchneriano como el actor Ricardo Darín (en la imagen junto a Cristina Fernández), ya ha colmado el vaso de la paciencia.
Fernández también se ha enfrentado a la judicatura, que antes controlaba, y ésta se defiende con las mismas armas: es venganza, no justicia.
Estamos ante un país sin Estado y ante un Gobierno que utiliza a las instituciones para silenciar a sus enemigos. Especialmente el Fisco. Cristina no admite voces críticas y cada día se radicaliza más.
Ahora, muchos argentinos, también peronistas, se vuelven hacia el tándem Scholi-Macri, gobernador y alcalde de Buenos Aires, respectivamente. La crisis social argentina ha tocado techo, pero la presidenta del país no se ha enterado.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com