Andalucía se vuelve llama. Llama que prende, que quema, que asfixia.
En estas temperaturas quisiera ver a los listillos que dicen que si en Andalucía la siesta, que si los andaluces son unos gandules, que si el toro y la pandereta
Vivir y sobrevivir al calor que amenaza reventar termómetros es un deporte de alto riesgo. De hecho, personas con problemas respiratorios o de edad-mayúscula o minúscula-tienen que tomar medidas especiales para soportar estos calores.
El asfalto hace intentos de derretirse y las noches se mojan de sudor. Trabajar en Andalucía, en verano, me ha parecido siempre y cada vez más, un sobre esfuerzo que no lleva plus en la nómina, y que sólo quien lo sufre lo entiende.
Los obreros muestran el torso desnudo y el moreno africano, se siguen labrando los campos, los ejecutivos siguen condenados a llevar chaqueta y se cargan y descargan camiones o barcosEl calor es sofocante y alguien comenta: los andaluces son unos vagos.
No puedo escribir las palabras que me inspiran este comentario.
Mª Luisa García Ocaña
tomillar85@gmail.com