- Gana 755 millones de euros gracias a los menores saneamientos
- A pesar de cerrar 1.100 oficinas y de reducir la plantilla un 23% (4.613 empleados), no ha conseguido contener demasiado los costes de explotación, que sólo bajan un 16,9%.
- La entidad nacionalizada sufre las mismas enfermedades del resto del sistema: baja el margen bruto (-8,4%), se dispara la morosidad (14,78%) y la liquidez se recupera demasiado despacio.
- En definitiva, presenta una posición bastante plana.
- Y les va costar mucho recuperar los principios en los que creían una gran cantidad de pequeños ahorradores.
- Y es que la honorabilidad y la confianza son intangibles, sí, pero tanto o más importantes que los resultados económicos.
Los inversores empiezan a 'oler sangre' con el atisbo de saneamiento de Bankia y su posible puesta a la venta por lotes. En las últimas semanas se ha comenzado a escuchar el run run, en especial entre los bancos que apoyan la SAREB, inquietos por empezar a hacer caja con la venta de la entidad, cuando menos en la proporción que no se reservaría el Estado, que puede fijarse en el 51%.
A esta posible venta parece que pueden ayudar las cifras que el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha presentado este lunes, y que por lo menos en las grandes cifras, parece que la gran 'hemorragia' que padece la entidad nacionalizada se está empezando a contener.
Lo más espectacular puede resultar la vuelta a los resultados positivos, 755 millones de euros incluido el impacto financiero del préstamo participativo; -19.207 millones de euros había sido la cifra del cierre del 2012. Un denominador común para los dos resultados, 2012 saneamientos por 23.907 millones de euros y en 2013 unos modestos 1.287 millones. Si hacemos una simple resta, tenemos meridianamente claro de dónde ha salido el resultado positivo, ya que el resto de partidas de la cuenta de resultados, con el cierre de 1.100 oficinas, la reestructuración de los órganos administrativos intermedios, y la reducción de plantilla, no parecen haber contenido demasiado los costes de explotación que solo han sido un 16,9% inferiores a los del 2012.
El resto, igual. Las mismas enfermedades del resto del sistema: margen bruto en bajada -8,4% con respecto al 2012, pero que se han cuidado en excluir los 147 millones de euros de costes del préstamo participativo; una enorme morosidad, 20.242 millones de euros, que supone un 14,78%, cifra aún fuera de control; liquidez que dicen estar en recuperación, pero tan pequeña que parece que solo se haya parado el deterioro. Evidentemente, para Bankia el mercado no está para alegrías de endeudarse más a los precios que éste le marca para su deuda. Vamos, una situación bastante plana a la espera que su plan de negocio para el 2014 le lleve a su lema "Empecemos por los principios".
A mi modo de ver les va a costar bastante la recuperación de unos principios, en los que creían una gran cantidad de pequeños ahorradores, que creían en la entidad al igual que los ahorradores catalanes confiaban en La Caixa, pero las veleidades especulativas de las anteriores directivas ha erosionado de una forma tan profunda la confianza en Bankia, que Goirigolzarri y su equipo van a tener que emplearse a fondo para hacer olvidar las colocaciones indiscriminadas de preferentes, las concesiones alocadas de préstamos a conocidos y, en especial, los escándalos político-económicos que ha sufrido la antigua Caja Madrid, para resolver el que creo que es el principio por el que se rige este complejo negocio, que es ni más ni menos que la honorabilidad y la confianza. Intangibles sí, pero importantísimos tanto o más que los resultados económicos.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com