No es de recibo que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble (en la imagen), vuelva a la carga este lunes contra Francia e Italia urgiéndoles a que aprovechen la prórroga de cuatro meses que les ha dado la Comisión Europea para acometer reformas y reconducir así sus presupuestos para 2015.

El problema está en cuando Wolfgang Schäuble habla de los límites de deuda y déficit parece hacerlo, no como un ministro más, en este caso alemán, sino como el ministro de muchos más países. Y eso, como quien dice, no es de recibo.

El Gobierno germano se parece cada vez más al Gobierno de Europa y ese ha sido uno de los encontronazos -uno más- en el encuentro del Eurogrupo. Tanto Wolfgang Schäuble como Angela Merkel pidieron "mano dura" contra Alemania y Francia, acusándoles de ser blandos y de que lo que habían puesto sobre la mesa "es insuficiente". Y en buena medida, los dos países, que no son repúblicas bananeras precisamente, contestaron que "esas declaraciones eran lamentables".

A Alemania le faltan las formas y eso, al menos diplomáticamente, es inadmisible, sobre todo cuando su enorme peso económico se traduce, en igual peso político, en las instituciones europeas. Europa es un esfuerzo común de todos los países, no el IV Reich.

Hispanidad

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