El nuevo Gobierno español ya ha provocado el efecto deseado: Honduras seguirá el camino de España y abandonará Iraq. Por el momento, Honduras seguirá los pasos de España, mientras los otros dos estados, El Salvador y República Dominicana, mantendrán sus tropas en Iraq.

 

Naturalmente, la medida ha sentado mal en Londres y en Washington, los dos países que hicieron la guerra, y ha sido aplaudido por Francia y Alemania. Los italianos han decidido sustituir a España como aliado fiel de Estados Unidos en Europa Occidental. El guión previsto.

 

Eso sí, lo expresen o no, la sensación que España está dando al mundo es de que cede ante el terrorismo. Las palabras del nuevo ministro de Defensa, José Bono, afirmando con énfasis que los soldados españoles no huyen del conflicto es una excusa no solicitada que esconde una autoinculpación. A los ojos del mundo, España cede ante el terrorismo. Un ministro italiano ha ido más lejos: ha afirmado que Zapatero es presidente de España "gracias" a las 192 personas asesinadas y que ahora cede al chantaje del terror envalentonando al radicalismo islámico. Y lo malo es que tiene razón. Puede que Zapatero no sea culpable de ello, pero sí es la causa de ese envalentonamiento terrorista.

 

La prueba del algodón. El clérigo radical chií, Muqtada Al Sadr, responsable de las últimas revueltas chiítas, lo ha dejado claro: afirma que hay que dejar en paz a las tropas españolas, porque se marchan. No ha añadido "con el rabo entre las piernas", pero casi.

 

Por cierto, los norteamericanos han presionado a Mister PESC, el español y correligionario de Zapatero, Javier Solana, para que convenciera a Zapatero de adoptar la postura intermedia: No a la guerra y búsqueda de un mandato ONU para Iraq, pero sin retirar las tropas. Zapatero se negó: necesitaba un golpe de timón y un golpe de efecto que le presentara como un presidente que sabe mandar y resistir a las presiones norteamericanas. Pero la verdad es que Solana entendía la posición norteamericana. A fin de cuentas, ahora se trata de intentar que Iraq se convierta en una democracia, objetivo que se hace más difícil cada día que pasa.