Por contra, el ex presidente polaco, Lech Walesa, le contradice: Lo dije cuando era presidente de Polonia... No firmaría jamás una ley de aborto ni aunque me la presentan veinte veces. Y si no, me voy. El lenguaje del hombre que derrotó al comunismo sorprende en Madrid: No es posible una Europa sin valores comunes. Y esos valores son cristianos.
El jueves se abría la campaña electoral del 7 de junio con destino al europarlamento. No la campaña original, pero sí la oficiosa, con la presencia en Madrid de Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, es decir, del establishment, el portugués José Manuel Durao Barroso, que dijo lo previo en estos casos: Que apuesta por la presencia en España del G-20 al tiempo que hablaba de la necesidad de reformar las pensiones. Todo muy previsible.
En otro punto de la capital de España, se presentaba la primera opción alternativa: Libertas-Ciutadans, una opción que pretende presentarse en la mayor parte de los 27 países-circunscripciones europeas, y que en España lidera una lista variopinta encabezada por Miguel Durán, anterior líder de la ONCE, seguidas por Ciutadans, por los socialistas tránsfugas de José Luis Balbás -el escándalo del Tamayazo- y por Jesús Poveda, hombre clave del movimiento provida español. Una macedonia ideológica que ya ha propiciado que dos diputados catalanes de Ciutadans se marchen y decenas de afiliados se den de baja del partido.
El responsable de Libertas es el irlandés Declan Ganley, el hombre que logró el triunfo en el referéndum irlandés sobre el Tratado de Lisboa, desde entonces conocido por Mister No, se confiesa católico romano pero no le interesa nada defender los valores no negociables de Benedicto XVI: su objetivo político es reducir la burocracia y aumentar la democracia en la Unión Europea.
Pero la estrella de la reunión fue el invitado en el Foro, el electricista, líder de Solidaridad y ex presidente de Polonia, Lech Walesa, el hombre que terminó con el comunismo. De entrada, y aunque sabedor de que Ganley y Durán pretendían utilizarle como reclamo electoral, Walesa fue muy claro: No pertenezco a ningún partido político, soy un hombre libre. Coincido en muchas cosas con Ganley pero no en otras. Yo sí apoyo el Tratado de Lisboa: no me gusta, pero creo que las cosas hay que cambiarlas desde dentro.
Y es que la rueda de prensa con motivo de la presentación de Libertas-Ciutadans -Madrid, Foro de la Nueva economía, jueves 14- se convirtió enseguida en un espejo las contradicciones internas de la candidatura del partido político, el que más dolores de cabeza ha proporcionado a Ganley. La mezcla de ex líder de la ONCE en los años en los que la organización de ciegos controlaba Tele 5 y era el brazo armado del Felipismo en materia empresarial, el movimiento Ciutadans, partidario del aborto, el homomonio, la utilización de embriones humanos, etc; el ex socialista José Luis Balbás, expulsado del PSOE y cerebro del escándalo del Tamayazo junto al más reconocido defensor de la vida humana, Jesús Poveda -eso sí, en sexto lugar, un puesto que ni de broma puede alcanzar un escaño en Estrasburgo-tenía que acabar en estallido. Ciutadans ya se ha roto y Poveda ha pactado que si fueran elegidos 3 candidatos, a mitad de legislatura, en dos años y medio, el cuarto, quinto o sexto de la lisa podrían sustituir a los tres primeros.
Por tanto, nadie se puede extrañar de que cuando Hispanidad preguntó a Durán su opinión sobre el anteproyecto de ley de aborto libre aprobado por el Consejo de Ministros horas después, este se saliera por la tangente: A título personal estoy contra el aborto, pero ésta no es la opinión de mi coalición. Una frase incoherente que recuerda que Europa es plural, pero no los partidos que concurren a las elecciones: la pluralidad siempre es externa, pero no interna: la pluralidad interna, como ocurre en Libertas, es una forma de esquizofrenia. Este es el problema de Libertas.
Mucho más claro fue Walesa: Ya lo dije cuando era presidente de Polonia... No firmaría jamás una ley de aborto ni aunque me la presentan veinte veces. Y si no, me voy. No puedo echar el asesinato sobre mis espaldas. Y para sorpresa de sus contertulios y del moderador, el periodista Antonio San José, la sala (Hotel Palace) se vino abajo con una sonora ovación.
No contento con ello, Walesa no dejó de repetir que no es posible una Europa sin valores comunes y que esos valores son valores cristianos. Por si no había quedado claro, se explayó asegurando, mientras Durán y Ganley miraban a la mesa, que hablaré con el mismo diablo para decirle que yo amo a Dios y estaré siempre cerca de Dios. No me rechacen por esto. Europa pertenece a todos. Nueva ovación en una sala compuesta por políticos, empresarios y periodistas.
El presidente polaco contaba así la caída del Comunismo: En los años setenta y ochenta me pasé preguntando a todo el mundo, a todos los líderes, si era posible que Polonia pasara del comunismo a la democracia. Todos me dijeron que estábamos condenados al fracaso: con 200.000 soldados soviéticos en Polonia, silos nucleares y 1.000.000 de soldados más rodeando el país, todos nos decían que era imposible. Entonces sucedió algo: un polaco fue nombrado Papa y un año después visitaba el país. En Moscú cundió el pánico, porque se dieron cuenta de que los policías no habían aprendido nada de comunismo en 50 años y en tres días habían aprendido a persignarse y a rezar. Nosotros les perdimos el miedo... El asunto es que nosotros teníamos unos valores y el comunismo no tenía ninguno. El error era muy sencillo: contábamos los tanques y los misiles y nos olvidamos de Dios... Pues ahora lo mismo: si queremos construir Europa tenemos que volver a los valores (nuevo aplauso).
Y continúa Walesa, en referencia a Mijail Gorbachov: En Moscú nombraron a una persona que cuando bebía se atrevía a decir que el comunismo debía cambiar. Le animamos y lo poco que movió hizo que se derrumbara el régimen. Y su fracaso no fue en balde porque consiguió un premio Nobel, ironiza el polaco, también Premio Nobel de la Paz.
Lo que está claro es que el futuro de Europa depende de eso valores cristianos, los mismos que Benedicto XVI ha resumido en Vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa. El aborto que muchos se empeñan en reducir a una cuestión religiosa se ha convertido en una cuestión política, en la clave de, por ejemplo, las próximas elecciones del 7 de junio. Y si los valores no se convierten en el eje de Europa, ocurrirá lo que también predice Walesa: que podemos llegar a un abstención del 80%, lo que supondría algo parecido al final de la democracia en la UE.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com