Ben Campbell es un tímido y brillante estudiante del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts que, al no poder pagar la matrícula para estudiar Medicina en Harvard, encuentra la solución en las cartas. Junto a un grupo formado por los estudiantes más dotados de la escuela, Ben y sus amigos viajan a Las Vegas cada fin de semana armados con identidades falsas y con el conocimiento necesario para inclinar las probabilidades de éxito en el Black-Jack a su favor.
La película, narrada casi en su totalidad en flashback, goza de una puesta en escena y ambientación deslumbrantes, como los contrastes entre la sobriedad de Massachusetts y la elegancia y el lujo de Las Vegas, recuerda mucho a otras películas del género como la saga de Ocean's o Casino.
El guión, aunque perfila bien a sus personajes y está dotado de mucho ritmo, padece arritmias en sus dos horas de duración, que perjudican a parte de la estructura del filme que, en ocasiones, se repite, además de ser ciertamente condescendiente con sus protagonistas que siempre toman el camino más fácil para alcanzar sus fines. Así, también los métodos para sonsacar a los detenidos no resultan muy ortodoxos, y su happy end exclusivo resulta previsible.
Sin embargo, la cinta está muy bien apoyada musicalmente, Luketic desarrolla una subtrama bien llevada, experimenta algo con los movimientos de cámara, muestra con acierto la evolución trágica del conjunto, dirige muy bien a sus actores, que desarrollan interpretaciones vibrantes -como la de Kevin Spacey-, y sabe dar en su justa medida peso dramático a cada uno de ellos. Además, en este tipo de ladrones de guante blanco, la violencia, que podía ser determinante, apenas existe. En fin, una película de género, sin pretensiones y con referencias familiares interesantes.
Para: Los seguidores de las películas de riesgo, lujo y casinos