Laos: muere en prisión uno de los cristianos condenados por orar por una mujer enferma. Una familia cristiana ha estado a punto de ser quemada viva durante un ataque de un grupo de musulmanes que querían robar su casa y sus tierras. Según ha informado a la Agencia Fides el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, la casa ha quedado reducida a cenizas tras el ataque, que tuvo lugar el 10 de septiembre, pero los ocupantes pudieron escapar, salvando la vida. El motivo, dice Gill, forma parte del fenómeno del "acaparamiento de tierras", a través del cual, a los más débiles y vulnerables, como los cristianos, se les arrebatan las tierras con la violencia, de forma totalmente ilegal. La víctima, el cristiano Boota Masih, de 38 años, ha declarado: "A pesar de la presencia de testigos oculares, la policía local se ha mostrado reacia a registrar una denuncia oficial". Masih, comerciante de fruta, y su esposa, una maestra de escuela, han contado lo ocurrido, señalando el ataque sufrido por unas personas que entraron con violencia en su hogar, amenazándoles. Al negarse a salir de casa, los musulmanes empezaron a golpearles y luego rociaron todo de gasolina para prender fuego a la casa, encerrando dentro de una habitación con la llave a Boota y a su familia. Los cristianos lograron escapar rompiendo una ventana y huyendo. "Otros cristianos locales llegaron para salvarnos, llamando a la policía y a los bomberos", dice el hombre. Masih había comprado la casa de la familia del musulmán Ghulam, que inexplicablemente reclamaba la propiedad. Y en Laos, ha muerto en la cárcel, a causa de una complicación grave por diabetes, Tiang, un cristiano del pueblo de Huey, en el distrito de Atsaphangthong, parte de la provincia de Savannakhet.  Tiang había sido detenido y condenado a nueve meses de prisión por un tribunal de Savannakhet por orar por una mujer enferma. Según ha informado a la Agencia Fides la Ong "Human Rights Watch for Lao Religious Freedom" (HRWLRF), Tiang padecía diabetes y necesitaba atención especial por las complicaciones de la enfermedad, pero el tratamiento en la cárcel no le era administrado. Durante su cautiverio Tiang pidió permiso para ser tratado en un hospital, pero las autoridades penitenciarias le negaron el permiso. Tiang deja esposa y seis hijos. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com