El BOE publica este jueves la norma que obliga a las entidad a clasificar los productos por colores y por números. Objetivo principal: evitar que se repita la venta indiscriminada de preferentes, swaps y demás productos financieros complejos a clientes sin experiencia ni conocimientos en la materia, que son la gran mayoría. Por eso, a partir de ahora, los bancos, las aseguradoras, las gestoras de fondos de pensiones y brókeres varios tendrán que tener sus productos clasificados: el verde y el número 1 corresponden el mínimo riesgo, esto es, a productos en los que no se pierde dinero: depósitos y seguros de ahorro. En el otro exremo, el color rojo y el número seis, que corresponden a los productos que no garantizan la recuperación de la inversión. Hablamos, entre otros, de acciones, cédulas, bonos sénior y bonos subordinados. La lista es extensa, aunque eja fuera algunos productos considerados ultraseguros o que tienen su propia escala de riesgo. Es el caso de la deuda pública y los fondos de inversión. Sin duda, la norma es positiva aunque llega un poco tarde. Y, en cualquier caso, no puede sustituir a la mejor norma de todas: la que debe aplicar cada cliente y que consiste en no firmar nada que no tenga completamente claro. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com