Anonadados se han quedado abogados y fiscales ante la declaración -mañana del miércoles- de Constancio Riaño segundo de a bordo en la unidad de Relaciones Institucionales de la Comisaria General de Información, dedicada a recabar información de terroristas, narcotraficantes, verdadero eje de la lucha contra los criminales más peligrosos.

El expolicía se aprovechó para sus negocios de las bases de datos… del Ministerio del Interior, convertido en un mercado para que Villarejo facturara a las grande empresa del IBEX 35

El comisario Riaño prestaba declaración en el Juzgado numero 6 de la Audiencia Nacional, cuyo titular es el juez García-Castellón por el caso Tándem, pieza 9 del Caso Villarejo, pero hasta ahora no se había visto un dibujo tan nítido de cómo funcionaba el Ministerio del Interior cuando Villarejo perpetraba sus muy presuntas fechorías. Riaño tenía por jefe directo a Enrique García Castaño, presunto socio del presunto José Manuel Villarejo. Ha contado ante el juez que Villarejo entraba allí como Pedro por su casa y que vía Castaño tenía acceso a cualquier expediente de la unidad. Conviene recordar que la Comisaría General de Información constituye la pieza clave en la lucha contra la delincuencia. Durante los años de plomo de ETA fue la clave de la democracia española para acabar con el grupo terrorista. Digamos que representa la unidad que se enfrenta a los delitos más graves. Pues bien, en una de esas unidades, era de donde Villarejo obtenía información que luego vendía a las grandes empresas que le cogían como clientes. Naturalemente, no hay que ser muy listo para concluir que sus clientes creían que Villarejo obtenía información de forma directa, a través de su agencia Cenit. 

En pocas palabras, la declaración de Constancio Riaño descubre que Villarejo utilizó medios oficiales para sus facturas privadas. Algo que, al menos la opinión pública española, desconocía. Y recuerden también que esta es una de las claves del juez García-Castellón en varias de las piezas abiertas. En otras palabras, al BBVA y a otros presidentes de empresa se les acusa de haber empleado malas artes para vigilar a la competencia, pero también de algo más grave: de cohecho al haber sobornado a un funcionario público. En resumen, no es lo mismo haber contratado a Villarejo como detective privado que haberle contratado como policía en ejercicio. Un policía que, además, se aprovechaba de los datos obtenidos con una de las unidades de élite del Gobierno español.

Se supone que la Comisaría de Información era el eje de la lucha contra delitos de terrorismo, narcotráfico, etc. El prestigio de la policía española no sale bien parado

Y luego está lo 'cutre' de la situación: Riaño explica que funcionaban con 'Post-It'. Por caricaturizarlo: llegaba el bueno de José Manuel -que según Constancio entraba por allí como Pedro por su casa, sin identificarse- y decía: Enrique, ¿tienes algo sobre un tal Florentino Pérez? Y Enrique contestaba: ahora miro. Y todo ello con carpetas y 'Post-It'.

Del desprestigio de la Policía española, mejor no hablar. 

Y chapuzas tan cutre como estás son las que mantienen en vilo a los políticos y empresarios más poderosos de España. A partir de ahora, Villarejo el 'cutre'.