- Los mismos asesinos contaron que el sacerdote Cipriano Martínez Gil les dijo que los perdonaba de corazón. Y luego añadió: "Ahora dejadme que me recoja un momento con mi Dios".
- Y arrodillándose con el rosario en las manos, alzó los ojos unos instantes. "¿Estoy bien colocado?", les dijo. Una descarga de fusiles fue la respuesta.
- Ya en tierra, don Cipriano añadió: "Podéis tirar más, todavía no me habéis matado". Y recibió el golpe de gracia.
- La iglesia de la Concepción Real de Calatrava de Madrid acogerá este sábado, 18 de marzo, el acto de apertura de la causa de canonización de Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros, sacerdotes y familiares, todos mártires.
La iglesia de la Concepción Real de Calatrava de Madrid acogerá este sábado, 18 de marzo, a las 11:00 horas, el acto de apertura de la causa de canonización de
Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros, sacerdotes y familiares, mártires del siglo XX en Madrid.
Cipriano Martínez Gil, joven sacerdote de 31 años, era el
párroco de El Pardo cuando alcanzó la palma del martirio el 18 de agosto de 1936. A él, como a los otros 48 sacerdotes incluidos en este grupo, la muerte no los cogió por sorpresa. Estos 49 sacerdotes van acompañados de siete familiares suyos que fueron asesinados junto a ellos.
"¡Ya no basta sembrar! –decía Cipriano– Los santos no solo sembraron. Se sembraron... Dieron su vida por su obra, a imagen de Cristo, que la dio por su Iglesia. Si el grano de trigo no cae en tierra... no dará fruto. ¡Sembrarse!".
Ese 18 de agosto, las milicias marxistas lo subieron en un coche por la cuesta del Cristo del Pardo. Los mismos asesinos contaron que les dijo que los perdonaba de corazón. Y luego añadió: "Ahora dejadme que me recoja un momento con mi Dios". Y arrodillándose con el rosario en las manos, alzó los ojos unos instantes. "¿Estoy bien colocado?", les dijo. Una descarga de fusiles fue la respuesta. Ya en tierra, don Cipriano añadió: "Podéis tirar más, todavía no me habéis matado". Y recibió el golpe de gracia.
En España, en los años 30 del siglo pasado
dieron su vida como testigos de la fe unos 4.000 sacerdotes y seminaristas seculares, 3.000 consagrados y bastante miles de laicos comprometidos. De ellos, en estos últimos años, cerca de 2.000 han sido elevados a los altares como santos y beatos.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com