- Lo mejor: ha puesto orden en los recursos propios y ha "especializado" al Grupo.
- Lo peor: se ha echado en manos de los fondos.
- Para Ana Botín, el Santander es un banco que debe dedicarse a la banca privada y a la banca corporativa.
- Y David Cameron le insiste para que la central del Santander se establezca en Londres.
Ahora vale 75.000 millones, es decir, un 24,5% menos que cuando tomó las riendas, tras la muerte de su padre
Emilio Botín. Y no, el Ibex no ha bajado tanto: sólo un 2,35% durante ese mismo periodo.
Si nos ceñimos a esa cifra, el balance del primer año de
Ana Botín (
en la imagen) como presidenta del Santander es peor que malo. Ahora bien, aquí hay que poner en entredicho la mejor aportación de la presidenta del mayor banco español:
ha puesto orden en el coeficiente de recursos propios, la principal tiranía actual del banquero y la medida reguladora más dura de todas. Uno diría que la única. Sí ya sé que, según la nueva regulación, la capitalización nunca será suficiente pero, sobre eso, poco o nada puede hacer un gestor.
Ahora bien, para mí lo peor ha sido que, entre otras cosas para fortalecer esa capitalización,
Ana Botín se ha echado en manos de los fondos, esas peligrosas instituciones que controlan desde la opacidad más absoluta. Más que socios colaboradores son exprimidores. Emilio Botín se las tenía tiesas con los fondos: su hija se ha rendido ante ellos.
Nunca tuvieron tanto poder los fondos en el Santander. Y ojo, porque los intereses de un socio institucional no tienen por qué ser los mismos que los del pequeño accionista. De hecho, suelen ser opuestos.
En un año, Ana Botín ha centrado los objetivos del Santander: banca corporativa y banca privada. Esta última pueden traducirla por
gestión de activos o por banca personal. En este sentido, Ana Botín es menos errática que su padre.
Ha cambiado el banco de arriba abajo, tanto el Consejo como el equipo directivo. El último, Brasil. Pero pueden esperar más relevos: lo de Ana Patricia es el cambio permanente.
Por otra parte,
la tentación anglosajona continúa siendo una realidad. Ahora no es Ana Botín quien se plantea llevar la sede del Santander a Londres: ahora es
David Cameron quien la colma de honores y quien le insta a trasladar la sede a la que parecía ser la principal City del mundo: Londres.
Esperemos que no caiga en la tentación.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com