- Se trata de las milicias kurdas que luchan por el control del territorio contra el ejército del gobierno sirio.
- Lo cuenta a la Agencia Fides el arzobispo sirocatólico, Jacques Behnan Hindo.
- "En muchos casos han expulsado a los cristianos de sus hogares amenazándolos con los Kalashnikovs. Y allí donde entran, saquean todo", afirma.
- A juicio del arzobispo, estas actuaciones de los milicianos kurdos persiguen el objetivo de afirmar su control sobre toda la ciudad de Hassaké para, a continuación, consolidar su supremacía sobre toda la región, en detrimento de las fuerzas armadas gubernamentales.
- Y mientras, mueren otros cuatro trabajadores de una ONG médica en un bombardeo contra rebeldes en Alepo.
Prosigue la compleja situación de guerra en
Siria.
Cuatro trabajadores sanitarios de una ONG internacional han muerto en un bombardeo contra fuerzas rebeldes cerca de la ciudad siria de
Alepo, según ha informado el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos y ha confirmado la propia ONG, según
agencias.
Además, en este momento hay
tensión entre EEUU y Rusia por el bombardeo a otro convoy humanitario, informa
Efe.
Pero hay otras derivadas muy complejas, como la que cuenta la
Agencia Fides.
Y es que en la ciudad de
Hassake, y en la región circundante de Jazira, las
milicias kurdas que luchan por el control del territorio contra el ejército del gobierno están multiplicando sus
actos de violencia e intimidación contra los cristianos: lo cuenta a la
Agencia Fides el arzobispo siro católico
Jacques Behnan Hindo (
en la imagen), narrando una larga lista de episodios y abusos que a su juicio constituyen
una verdadera estrategia destinada a expulsar del centro habitado a la poca población que queda de fe cristiana.
"Cada vez que la milicia kurda entra en acción para reafirmar su hegemonía militar sobre la ciudad", explica el arzobispo, "el epicentro de sus ataques y actos de fuerza siempre es el barrio de las seis iglesias, donde viven la mayoría de los cristianos.
En muchos casos han expulsado a los cristianos de sus hogares amenazándolos con los Kalashnikovs. Y allí donde entran, saquean todo".
El arzobispo
Hindo cuenta que él mismo ha sido víctima de un acto intimidatorio en las últimas semanas,
cuando dispararon con armas de fuego contra la ventana de su casa, y una bala le paso al lado de la cabeza. "En ese momento", comenta el arzobispo, "la zona estaba presidiada por milicianos kurdos, y no había otras personas armadas cerca".
Una expedición humanitaria realizada hace varios días por los voluntarios de la Archidiócesis para distribuir alimentos a los habitantes musulmanes de Haddadi y de dieciséis pueblos de los alrededores, que antes estaban bajo el control de los yihadistas del Estado Islámico (Daesh),
también ha sido blanco de disparos de artillería. "Es cierto", señala una vez más el Arzobispo Hindo "no se trataba de disparos efectuados por los yihadistas, cuyas bases más cercanas están localizadas a más de veinte kilómetros de distancia".
A juicio del Arzobispo, las iniciativas de los milicianos kurdos persiguen el objetivo de afirmar su control sobre toda la ciudad de Hassaké, para a continuación, consolidar su supremacía sobre toda la región, en detrimento de las fuerzas armadas gubernamentales.
Pero el Arzobispo añade un detalle que sugiere en qué medida la situación en el campo es confusa y discordante con ciertos estereotipos sobre el conflicto sirio que circulan en Occidente: "Shaddadi, que antes era un bastión de los yihadistas"
refiere monseñor Hindo, "ahora está en manos de milicianos kurdos. Pero bajo su control también se han encuadrado muchos de los residentes locales que previamente se habían enrolado con las milicias yihadistas del Daesh".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com