- La entidad vasca ganó 301,9 millones en 2017 ( 23,6%), pero el margen de intereses crece sólo un 0,1%.
- O sea, el beneficio crece con las comisiones ( 10%), no con negocio bancario, mientras caen los ingresos por las participadas (–51,5%).
- Mejora el margen un 4%, sobre todo por la venta de seguros, pero aumenta un 54% las provisiones (368 millones).
Antes de analizar los resultados presentados por Kutxabank (en sábado de nuevo, vaya día), me gustaría hacer unos pequeños comentarios sobre la peculiar situación de la entidad, cuyos accionistas -las fundaciones de las cajas fusionadas- dependen políticamente de la supervisión del Gobierno y el Parlamento vascos. Eso, naturalmente, influye en sus cuentas. Por ejemplo, en la reciente compra por el Gobierno vasco de un 1,2% de Kutxabank en el fabricante vasco de trenes CAF. No querría ser mal pensado, pero podría estar influida por la pregunta del grupo parlamentario Elkarrekin-Podemos (comunistas vascos) al consejero de Hacienda sobre el control de la cartera de participaciones industriales de Kutxabank, debido a la creciente preocupación por la corriente de venta de acciones de empresas participadas. Esto enlaza con la composición del resultado, que alcanzó los 301,9 millones ( 23,6%), y que no ha sido por el negocio puramente bancario. De hecho, el margen de intereses sólo creció un 0,1% (734.000 euros más). El margen ordinario sí que ha registrado un incremento significativo, del 4%, gracias a la 35,7 millones más en comisiones netas. Como ya ocurrió en 2007, en el que las oficinas bancarias se convirtieron en bazares de vajillas y cuberterías para conseguir nuevas cuentas, ahora, por las continuas bajadas de intereses, se están convirtiendo en agencias de seguros (entre pólizas de salud para autónomos, decesos y seguros dentales). La contribución al margen básico, en Kutxbank, fue de 123,6 millones, un 10,3% más. La política de conservación de la entidad empresarial vasca, posiblemente a instancias políticas, ha provocado un aumento de las provisiones del 54,7% -"contribución a la sostenibilidad del negocio" (sic)-, que no han podido compensar los ingresos por dividendos. Así, los rendimientos de participadas se reduce en 71,4 millones (-51,51%), mientras los extraordinarios por resultados de operaciones financieras han supuesto 105,4 millones extras ( 61,3%), que han arreglado el ejercicio, dejando el margen bruto en 1.331,7 millones. Al mismo tiempo, han permitido que como los gastos de explotación se han reducido en un 3,4%, se hayan podido dotar provisiones prudenciales por 130,1 millones (entre ellas, las que tendrán que aplicar para las prejubilaciones previstas para 2018). Respecto a la evolución de la morosidad, la entidad vasca es un ejemplo positivo de gestión. Desde 2014, con un ratio del 10,5%, pasaron al 6,59% en 2016 y ahora, al 4,89% de morosos, claramente por debajo de la media del sector. La solvencia de la entidad parece sólida ya que, según la comunicación del hecho relevante a la CNMV, en diciembre, el requerimiento mínimo del BCE para 2018 se sitúa en un 11,75% de solvencia total y un umbral mínimo del 7,575% para CET1. A 31 de diciembre, los ratios de solvencia eran del 15,7% para el CET1 Phase In y del 15,3% para el CET1 Fully Loaded, ambos también por encima de las cifras del 2016. He tenido la paciencia de escuchar la contestación del consejero vasco de Hacienda y Economía a la pregunta del grupo comunista vasco. Me da la impresión de que por mucho que guarden las formas de cara a las autoridades europeas -para que no se pueda pensar que existen injerencias políticas en la gestión de Kutxabank-, entidad tiene un tratamiento de ICO vasco de una forma meridiana. Esperemos que no se le dé tratamiento de embrión de banco central, como ya pretendieron los separatistas catalanes en alguna entidad de su comunidad. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com