- Aumentar el resultado por las menores provisiones y el incremento de la venta de inmuebles. Pero todo lo demás…
- Como sigan castigando a la banca con los recursos propios aquí se salvan pocos.
- Y si lo combinamos con unos tipos nulos y con la permanente expansión del dinero, entonces no se salva nadie.
- ¿Para qué prestar si no se gana dinero?
- La huida hacia los fondos de inversión puede provocar una burbuja, pero no de jabón sino de ácido.
- Hay que aplaudir el coraje de Ángel Ron al alejarse del ROF para centrarse en el crédito a pymes.
- Márgenes en baja. La única buena noticia de la cascada es la reducción de la morosidad, lo que ha permitido liberar provisiones.
Hace pocos días radio macuto iniciaba su ronda de rumores sobre el sector bancario (
al Popular se le une con el Santander España), destacando el deseo de las autoridades bancarias y la necesidad por parte de las entidades de una mayor concentración del mercado.
Las posibles fusiones de los grandes bancos restantes vienen a dar respuesta a un entorno ciertamente complejo para el negocio financiero. En alguna medida, este ejercicio 2015 se ha convertido en un proceso complicado sorber la sopa mientras soplamos para enfriarla, y eso, obviamente, tiene un efecto directo en las manchas de nuestra camisa y en su cuenta de resultados. Por una parte, los importantes disgustos que nos han dado en los últimos años ha suscitado una normativa restrictiva de sus recursos propios respecto a las inversiones realizadas por las mismas. Además, la recuperación económica requiere de las entidades un incremento de la financiación al sector productivo y del consumo, pero en un entorno económico de sobreendeudamiento, donde desapalancar la economía podría ser la única receta buena en estos momentos.
A este entorno tenemos que unirle la evolución actual de los tipos de interés, que se encuentran anormalmente intervenidos en el mercado con valores prácticamente nulos e incluso rentabilidades negativas, conjuntamente con un plan de facilidad financiera que multiplica el dinero en circulación. Además, para complicarles la vida el ecosistema ha creado un elevado grado de incertidumbre de origen político, por lo que parece bastante claro que gestionar un banco actualmente requiere de un cambio en el fondo y en las formas.
El futuro pasa por convertir los bancos en una tienda de productos, reduciendo su función multiplicadora de la masa monetaria en aras de gestionar fondos de inversión y fondos de pensiones, obteniendo ingresos por la vía de las comisiones. No tengo miedo en afirmar que ello puede suponer la creación de una nueva burbuja, pero esta vez de ácido en lugar de jabón, sobre la base de patrimonios gestionados con un nivel de control inferior a la que están sometidas las entidades financieras.
Y a todo esto hay que unirle unas expectativas ilimitadas sobre la
cuenta de resultados de las entidades de crédito, que suscita, en el momento de publicación de sus datos semestrales sorpresas bursátiles y decepciones varias. Este es el caso de los
resultados intermedios del Banco Popular que ciertamente ha ganado un 7,2% más en el primer semestre de 2015 respecto al mismo periodo del año anterior, pero como consecuencia de las menores provisiones por insolvencias (-11,5%). Dicha caída compensa la reducción de los ingresos como consecuencia de la disminución de los resultados de las operaciones financieras (ROF), que prácticamente se reducen a la mitad. Además, las comisiones bajan un 15%, en este caso como consecuencia de la venta del negocio de tarjetas. Como se puede apreciar, todo fantástico. La única buena noticia hasta el momento es el
descenso de la morosidad (en un 13,24%), algo más de mil millones en el año, que justifica la caída de las provisiones, si bien todavía con valores por encima de la media del sector.
En este esquema, el margen bruto baja igualmente un 18%, hasta los 1.809 millones de euros, con una menor reducción de los gastos que conlleva un deterioro de la eficiencia de la entidad, con una caída de la ratio de casi seis puntos. Por su parte, el número de empleados sigue a la baja, así como el número de oficinas. El resultado antes de impuestos baja un 2,7%. No obstante, mejora la liquidez y el capital, con un CET1 regulatorio del 12,45% ( 119 p.b en relación con el segundo trimestre de 2014).
Además, debemos considerar que el crédito en balance concedido ha bajado un 1,4%; por suerte el crédito comercial ha aumentado, dados los esfuerzos del banco en este sector, recogiendo un aumento del crédito nuevo del 20%, hasta una cifra de 12.039 millones. No obstante, mantiene su posición de liderazgo en el sector en margen por intereses, margen de clientes y rentabilidad del crédito.
Con estos datos, ciertamente resulta interesante la evolución que experimenta la entidad. Si apreciamos con más detalle la cuenta de resultados podemos ver que se ha producido un aumento importante de la venta de inmuebles, algo que seguramente depende más de la
recuperación de la confianza de los consumidores en el mercado y del ajuste de precios que de la eficiencia del banco en estas lides. La mejora en su cuenta de resultados procede, tal y como comentábamos, de la desbancarización de su actividad, más allá incluso de lo esperado en un banco. Directamente, en lugar de gestionar fondos y planes de pensiones, que ciertamente han aumentado en un 23,8% desde el segundo trimestre de 2014, su negocio y la mejora de los resultados, procede de la actividad inmobiliaria, y dado el stock existente, durante mucho tiempo se dedicará a ello. Esperamos que le vaya bien, pero creo que está en un momento de buscar socios con los que combinarse.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com