• Hasta ahora, Merkel ha dejado hacer pero teme no controlar el proceso.
  • Sobre todo, porque avala a los países más aficionados a cargarse de deuda pública.
  • Y en el mundo financiero ya hay quien pide el regreso a algún tipo de patrón (¿patrón oro?).
  • Y luego está la homologación fiscal, que no desean Luxemburgo, Irlanda u Holanda.
  • Además, el plan de Draghi tiene un efecto positivo para evitar lo que más teme Berlín: la mutualización de la deuda.

Si quería ser el centro de atención lo ha conseguido. Comienza la barbaridad Mario Draghi (en la imagen). Desde el lunes 9 de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) fabricará dinero con el que comprar hasta 60.000 millones de euros mensuales en deuda pública nada menos que hasta septiembre de 2016. Es más: si la economía europea no se reactiva, seguirá fabricando dinero más allá de esa fecha. En otras palabras, Europa cambia e imita a los norteamericanos y su Reserva Federal: todo se resuelve con dinero. Abrimos la manguera y se crean puestos de trabajo.

En primer lugar, el océano de liquidez tiene más eficacia en una economía flexible, como la americana, que en otra rígida como la europea. Pero independientemente de eso, la economía no mejora cuando se fabrica más dinero sino cuando se fabrican y se venden, más productos.

Los alemanes han aceptado esa explosión monetaria que Draghi inició el lunes 9 pero temen lo que teme cualquiera con sentido común (sí, hasta los germanos pueden tener sentido común): que favorezca a los gobiernos más derrochones, los más amigos de endeudarse. Además, si el BCE compra deuda se evitarán las habituales peticiones de mutualización de deuda pública, algo que debería plantearse el mismo día en que empezó a circular el euro como moneda con poder liquidatorio de deuda.

En cualquier caso, ya hay quien pide, sobre todo en Alemania, la vuelta al patrón-oro o a cualquier otro patrón de referencia. El océano de liquidez es la principal causa de la crisis de 2007, y será la causa de la próxima crisis.

Por otra parte, el monetarismo de Draghi también divierte a los paraísos fiscales incursos en Eurolandia -por ejemplo, Luxemburgo, Irlanda u Holanda- que lo que más temen es la homologación fiscal, otra de las asignaturas pendientes de la zona euro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com