Ángel Gurría, presidente de la OCDE
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha confirmado sus anteriores pronósticos y ha vaticinado hoy que el PIB de España crecerá un 2,2% en 2019 y un 1,9% en 2020.
"A pesar de que el presupuesto para 2019 no fue aprobado, algunas de las medidas propuestas fueron aprobadas y la posición fiscal será ligeramente expansiva en 2019", apunta la OCDE.
"El Gobierno debería atenerse a sus objetivos fiscales a medio plazo para garantizar una reducción perdurable de la deuda pública, que sigue siendo elevada", añade la OCDE.
En concreto, las nuevas previsiones de la OCDE para España contemplan que el desequilibrio negativo de las cuentas públicas equivaldrá al 2% del PIB este año, coincidiendo con la previsión del Gobierno, y al 1,3% el próximo, mientras que la ratio de deuda pública se situará en 2019 en el 96,5% y se reducirá al 95,7% un año después.
El Gobierno debería atenerse a sus objetivos fiscales a medio plazo para garantizar una reducción perdurable de la deuda pública, que sigue siendo elevada
La organización recomienda destinar cualquier ingreso no previsto en caso de un crecimiento mayor de lo esperado a acelerar la reducción del endeudamiento público. Tranquilos: la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, ha afirmado este martes que el Gobierno cumplirá estas recomendaciones. "Ésa ha sido la orientación de nuestro Gobierno desde el primer día", ha afirmado.
Por su parte, el mercado laboral seguirá mejorando y la tasa de paro se reducirá en 2019 al 13,8% y al 12,7% en 2020.
La OCDE considera que España cuenta con potencial para introducir cambios en la combinación de impuestos para impulsar el crecimiento y reducir las desigualdades, advirtiendo de que la fiscalidad en España se inclina en mayor medida hacia los ingresos del trabajo, lo que penaliza el crecimiento y el empleo.
Hay margen para que los impuestos medioambientales aborden los fallos del mercado, así como para impuestos al valor añadido (IVA) con menor impacto distorsionador, añade la OCDE, que considera necesario aplicar políticas para mejorar la competitividad y la innovación para ganar productividad e incrementar las exportaciones.
En este sentido, la OCDE señala la importancia de garantizar la implementación eficaz de las anteriores reformas estructurales, así como de hacer frente a la fragmentación interior del mercado de productos mediante una mejor cooperación y coordinación de los diferentes niveles de la Administración.