• Y aún no se ha aprobado la opa: la CNMV no ha dado permiso.
  • Nuevo Consejo de Administración: Slim, ocho vocales frente a los cuatro del grupo Koplowitz.
  • Primera aportación de la etapa Slim: gasoducto Samalayuca-Sasabe (México).
  • Puntos fuertes de la empresa bajo Slim: estabilidad financiera, recuperación de impagos y reducción de costes.
  • Puntos débiles: centralismo en la gestión y más preocupación por reducir gastos que por aumentar ingresos.
  • En cualquier caso, FCC está, temáticamente, en el buen camino: el tratamiento de residuos y la 'producción' de agua.
  • Ambos constituyen dos piezas clave de la economía y de la sociedad del siglo XXI.
  • ¿Entonces cuál fue su error? La deuda.
  • Esther Koplowitz ha tenido la generosidad de preferir perder poder antes que perder plantilla o, sencillamente, destruir la compañía.
Junta General de Accionistas de FCC. Carlos Slim toma el poder. El nuevo Consejo de la constructora está compuesto por 15 vocales, tres de ellos independientes, cuatro en representación del grupo Koplowitz y ocho del grupo Slim. Como consejeros de Koplowitz figura la presidenta, Esther Alcocer Koplowitz (en la imagen junto a Carlos Jarque), sus dos hermanas, Alicia y Carmen, además de la propia Esther Koplowitz. Más importante es la entrada de otros cuatro consejeros por parte del grupo Slim: Antonio Gómez, Alfonso Salem Slim (sobrino de), Carlos María Jarque y Miguel Ángel Martínez Parra. Atención a estos dos últimos porque, además de ejecutivos, residen en España, no en México. En cualquier caso, el ejecutivo clave sigue siendo Carlos Jarque, quien figura como Ceo y primer ejecutivo de la compañía. Pues bien, ahora sumen los otros cuatro vocales de Slim: Alejandro Aboumrad, Gerardo Kuri (al frente de Realia y de Portland), Juan Rodríguez Torres y el propio Ingeniero, Carlos Slim. En definitiva, de cuatro frente a cuatro, a cuatro frente a ocho. Aboumrad y Kuri no residen en España pero constituyen dos puntales clave del grupo. Poco queda del antiguo equipo de Esther Koplowitz. Si cabe, destacar a Felipe García, vicesecretario del Consejo y hombre clave en el grupo Koplowitz desde hace muchos años. A lo que estamos: el discurso de la presidenta, Esther Alcocer Koplowitz, hizo hincapié en el plan estratégico de Slim: ampliar negocio en medio ambiente y agua, también en construcción, sobre todo en Estados Unidos e Hispanoamérica. Habló en la convicción de haber salido del túnel. Lo cual es cierto pero aún queda mucho trabajo por delante. Al mismo tiempo, de lo proyectado a lo ya conseguido: estabilidad financiera y una ampliación de capital por encima de los 700 millones de euros que ha permitido reequilibrar las cuentas de FCC y Realia y que, esperamos, equilibre las de la cementera Portland. Aún así, una deuda de 4.712 millones de euros a 31 de diciembre sigue suponiendo un reto importante. Hasta ahí, todo correcto. En segundo lugar, una reducción de costes y una recuperación de impagos a las que ha contribuido no poco la potencia del grupo Slim. Y ojo, primera aportación de negocio de la era Slim: gasoducto Samalayuca-Sasabe (México), entre los Estados de Chihuahua y Sonora. Más de 600 kilómetros a realizar por FCC Industrial (de hecho, será un 50% Carso, y el otro 50% de FCC Industrial). Hasta ahí todo bien, ¿cuáles son los peros? Por de pronto, y aunque según mis fuentes puede resolverse pronto, lo cierto es que la opa necesaria de Carlos Slim por FCC al haber superado el 30% aún no ha sido aprobado por la CNMV, por lo adelantado por Hispanidad. Por tanto, los nombramientos de los hombres de Slim quedan en suspenso. ¿El interrogante? Pues muy claro, que la CNMV obligue a Slim a subir el precio. Pero la segunda pega es menos glamourosa, menos morboso y más importante. Más que una son dos pegas de gestión. La primera: la entrada de Slim ha servido para multiplicar la potencia negociadora de FCC. Eso es bueno. Ahora bien, el estilo del ingeniero es muy centralista y eso ralentiza la toma de decisiones. Y eso, para una empresa que tiene que entrar en concurso de basuras, agua y construcción en todo el mundo, no es bueno. En concreto, la filial de agua, Aqualia, tiene puestas sus miras en Florida, Texas y California; 100 millones de habitantes, explica Carlos Jarque. Segunda pega, más relevante: hasta el momento, la gestión de Calos Jarque, primer ejecutivo, en FCC se ha caracterizado por una fuerte reducción de gastos. Ahora bien, ahora toca aumentar los ingresos. Es verdad que se ha detenido la caída pero aún no basta para presenta un ebitda pujante. Ocurre lo mismo que con Fernando Abril Martorell en INDRA: bien está reducir gastos pero ahora hay que aumentar los ingresos. Sólo así se volverá al dividendo y el dividendo es vital para, al menos, dos personas. Para Carlos Slim, que a pesar de ser un industrial lleva una gestión financiera neta, centrada en la rentabilidad del capital, y para Esther Koplowitz, quien ha tenido la generosidad de preferir perder el poder antes que perder plantilla o sencillamente destruir la compañía. En algo tiene razón Carlos Jarque: el tratamiento de residuos y la 'producción' de agua son dos sectores clave de la sociedad y la economía del siglo XXI. Dos especialidades de FCC que tienen mucho futuro. En resumen, Carlos Slim compró una compañía bien enfocada. Entonces, ¿cuál fue el error de FCC tradicional? Sólo uno: endeudarse en exceso. ¿Les suena? Un detalle final: una accionista aclara que mejor sería que la Junta de la cementera Portland, filial, fuera antes que la de la matriz, FCC. Tiene toda la razón. Primero las partes y luego el todo, consolidado. Eulogio López eulogio@hispanidad.com