- Prueba de la seguridad en sí mismo es que anuncie recortes antes de la próxima subasta de renovables, la segunda en tres meses
- Al final, la idea de Nadal dejaría la rentabilidad por debajo del 6%.
- Para los analistas, la medida podría comprometer futuras inversiones (o que se deje al margen el coste de la deuda).
- Y ojo, porque reducir las renovables aumenta la necesidad de contar con la energía nuclear.
- Recuerden que España está ganando la batalla en los arbitrajes, como prueba el laudo de Estocolmo.
- En cualquier caso, las primas antiguas no se pueden tocar (7.000 millones al año), un reto para contener el déficit de tarifa.
El ministro de Energía,
Álvaro Nadal, tiene muy claro que uno de los culpables del precio de la luz viene de las cuantiosas
subvenciones a las energías renovables (unos 7.000 millones anuales) y trabaja -ya se lo ha hecho llegar a las empresas del sector- en una línea: que la "rentabilidad razonable", actualmente en el 7,38%, deje de serlo a partir de 2020. Ese el mejor modo de poner fin al
chollo de Zapatero con esas subvenciones, a pesar de las correcciones posteriores, con
Miguel Sebastián y especialmente con la
reforma Soria de 2013.
El mecanismo, en la cabeza del ministro, no pasaría necesariamente por un cambio de la
Ley del Sector Eléctrico (LSE), sino que sería una consecuencia natural de revisar esa rentabilidad del 7,36% de las renovables, de acuerdo con la
rentabilidad del bono a 10 años. Esa rentabilidad (la del bono más 300 puntos básicos) está muy por debajo del 4,4% de 2013 (ahora, en concreto, en el 1,5%), y es la que se aplicaría al final de 2019 y de cara al nuevo periodo que marca la
LSE, a partir de enero de 2020.
En las empresas, la interpretación del mensaje de Nadal es lo más parecido a un
"búscate la vida" porque tiene muy claro que, gracias a las nuevas tecnologías,
las renovables son mucho más eficientes. La prueba está en la ausencia de primas en la
subasta de mayo de renovables (3.000 megavatios) -en la que la aragonesa
Forestalia se adjudicó 1.200 Mw, a mucha distancia del resto:
Gas Natural Fenosa (650 Mw),
Endesa (500 Mwn) y
Gamesa (206 Mw)-, y volverá a pasar con otra
subasta de julio de 3.000 Mw, en las mismas condiciones.
Y con esa seguridad de sí mismo, Nadal lanzó el mensaje a los pequeños inversores fotovoltaicos,
la semana pasada en Santander.
No es una inversión financiera, sino industrial, para los profesionales, le advirtió.
Los analistas, sin embargo, creen que el recorte de la rentabilidad regulada, dejaría la
retribución general por debajo del 6% y podría no compensar los proyectos de inversión, según el coste de los
fondos propios y el coste de la
deuda financiera (lo que se conoce en terminología financiera como
WACC). O para los inversores, la solución sería prescindir del peso de la deuda.
En esa línea, los analistas del
Sabadell, por ejemplo, han señalado que el efecto para el sector, si se confirman los planes de Nadal,
sería muy negativo porque el ajuste de la rentabilidad a las renovables se contagiaría en distribución y transporte (retribución suma ahora 200 puntos básicos al bono), cuya rentabilidad quedaría por debajo del 5%. No seria razonable, señalan, pagar a las renovables una rentabilidad menor a la del transporte o la distribución cuando las renovables están expuestas a riesgos de precios y producción.
La otra derivada de los planes de Nadal está en el peso que quieres dar a la
energía nuclear. La necesidad de contar con las centrales está clara, cuando el propio ministro ha recordado, en paralelo, que
sin la energía nuclear no se puede vivir y que la culpa del precio de la luz la tienen las renovables o que "
si no hubiera nucleares, el precio de la luz subiría un 25%".
Recuerden, además, el laudo arbitral de la Cámara de Estocolmo, que muestra que España está ganando esa batalla. Ese laudo, en contra de Isolux,
tumba los argumentos lanzados por los fondos extranjeros contra el recorte de las primas a las renovables.
Ahora bien, las primas podrán cambiar a partir de 2020, pero las primas antiguas no se pueden tocar, aunque el costo anual asciende a 7.000 millones, todo un reto para contener el déficit de tarifa.
Rafael Esparza