- Y si no acepta esa posición de 'chairman' será sustituido por Marta Álvarez.
- Tiene de plazo hasta la Junta de finales de agosto.
- En concreto, el presidente no acepta a Víctor del Pozo como primer ejecutivo comercial.
- Ni a Nuño de La Rosa como controlador y director del grupo.
- Además, se resiste a reportar a la nueva comisión ejecutiva.
- Mientras, Del Pozo sigue con sus reformas: ha cambiado la cúpula, ahora toca los centros "outlet", aunque los centros en pérdidas no desaparecerán.
Empezando por el final: el presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, se resiste a asumir su nuevo papel como presidente no ejecutivo (chairman), con sus dos ejecutivos adjuntos y con su dependencia de la Comisión re-creada al efecto, donde están los consejeros que son pesos pesados. Esos dos ejecutivos son Víctor del Pozo y Nuño de la Rosa. Recuerden: Del Pozo llevará la dirección comercial y de los centros frente a un Nuño de la Rosa, ya consejero, tanto de la Fundación Areces como de El Corte Inglés, que, en un futuro, sustituirá al verdadero primer ejecutivo, Florencio Lasaga, como responsable del grupo de empresas filiales y como controlador de la actividad comercial, es decir, como controlador de Víctor del Pozo. Pero Gimeno continúa ejerciendo como presidente ejecutivo, lo que ocasiona no pocos roces con Víctor del Pozo. Y ahí es donde los dos personajes más poderosos de los grandes almacenes, el propio Florencio Lasaga y Marta Álvarez Guil no están dispuestos a transigir. En esto sí están de acuerdo. Dimas tiene de plazo hasta finales de agosto, en que se celebrará la Junta General de Accionistas correspondiente al ejercicio 2016. Si no, sería sustituido como presidente. Y ya hay alguien que se postula para el cargo de chairman: la precitada Marta Álvarez. Un chairman dirige el Consejo de Administración pero no dirige el negocio. Y mejor que se entiendan los accionistas españoles, porque el enemigo está dentro. El primer enemigo es el Banco Santander, que por nada del mundo quiere dejar de controlar el negocio financiero -y la deuda, no olvidemos que son acreedores- de El Corte Inglés. El segundo, mucho más peligroso, es el jeque catarí que pretende especular con el Corte Inglés y que siga la técnica de que cuanto peor, mejor: más cobra él. En el entretanto, Del Pozo continúa con los cambios. Ahora le toca el turno a los centros outlet. Se ha remodelado la cúpula y en breve se anunciará a los empleados otra estrategia para colocar invendidos. En cualquier caso, Del Pozo está descubriendo ahora que en la cultura de El Corte Inglés todavía no se ha insertado la lección de cierre de actividades no rentables. Por otra parte es lógico: los grandes almacenes nacieron para contar con un personal veterano, casi eterno. Y eso no es malo… o no lo fue hasta que se puso a abrir centros no rentables a los que nadie encuentra futuro. Eulogio López eulogio@hispanidad.com