El Gobierno Rajoy ya no está en decadencia, sino en fuga, que no en tocata. El PP ya no está en crisis, está en desguace.

Fuentes gubernamentales confirman a Hispanidad el pulso que mantienen -¡a todavía un año de las elecciones europeas!- los ministros de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, y la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina, por conseguir el puesto de comisario (el único puesto que nos han dejado en la UE) que a España le corresponde en Europa, y que aún tendrá que nominar el todavía presidente -si aguanta- Mariano Rajoy Brey. Sí, a España le corresponde una sola Comisaría, porque pintamos muy poco en la Unión Europea.

Arias Cañete apuesta por su exsegunda, Isabel García Tejerina

Y así, Miguel Arias-Cañete, comisario de Energía, apuesta por la que fue su segunda, y sucesora en el Ministerio, Isabel García Tejerina. Mientras, en Moncloa, el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, se trabaja ya el puesto de comisario porque en el Ejecutivo ya se funciona al grito de “el último que apague la luz”. ¡Ah!, y las mismas fuentes aseguran que doña Soraya Sáenz de Santamaría, que está perdiendo toda esperanza de ser la primera mujer presidenta del Gobierno de España, le apetece volver a la portavocía, el cargo que le da visibilidad, en un momento en el que necesita enterrar su fracaso en Cataluña.

Además, Soraya quiere recuperar la portavocía, para enterrar su fracaso en Cataluña

Y otra vía de agua que corre paralela a la de Moncloa: la de Génova. La dirección del PP ha respondido nuevamente con aire cansino a la campaña de Ciudadanos contra Pablo Casado, al que siempre han querido tumbar porque le consideran un posible sucesor de Rajoy.

Y encima, los veteranos deben soportar la arrogancia de Fernando Martínez Maíllo, hombre sin experiencia de Gobierno que se permite dar lecciones a quienes se están breando contra la oposición. Verbigracia: la imagen del maestro Maíllo adoctrinando ante las cámaras, dedo índice en alto y mano en el hombro, al portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, es un ejemplo patético de dicha arrogancia.

Y otra vía de agua en el partido: los veteranos no aguantan a Martínez Maíllo

Lo diré de otra forma: Rajoy se ha quedado sin Gobierno y sin partido. Sólo pretende durar porque total, “para el tiempo que nos queda”.

Y lo que es más grave, la cuestión de fondo. Rajoy no ha sabido crear a su alrededor apoyos sinceros, entre otras cosas porque él niega, de entrada, esa hipótesis de trabajo. Y es que cuando un presidente se guía por principios variables, esto es, por ausencia de principios, tampoco puede esperar lealtades. ¿Lealtad a quién, a su persona? Eso es pedir mucho más que lealtad a unos valores y, las más de las veces, menos sensato.