Incendio en Badalona. Tres negros (sí, se llaman negros, con el mayor de los respetos, no subsaharianos, que es una estupidez) mueren -horrible muerte- abrasados por las llamas y otros se encuentran en estado crítico.

Comprendo la desesperación de las víctimas pero achacarlo al ‘racismo’ español simplemente es falso. Si algo le falta al hombre del siglo XXI es hacerse responsable de sus actos. Y la única responsabilidad de lo ocurrido en Badalona no es de las autoridades ni de los españoles residentes.

Tener electricidad no es un derecho, pagar la factura de la luz es un deber

Al tiempo, Cañada Real, una zona marginal de Madrid, con abundante tráfico de drogas, la progresía socialista y podemita le monta el pollo a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, única política española que últimamente está dando muestras de coraje, que la valentía es virtud ajena a la política española. De hecho, con el sanchismo prima el empleo de la fuerza con el débil y la debilidad ante el fuerte.

Pues bien, la podemita Isa Serra, de profesión sus verdulerías, se las tuvo tiesas el jueves en el parlamento de la Comunidad de Madrid, con Díaz Ayuso, mientras, en paralelo, la cadena Ser montaba uno de sus show progres en la cañada Real.

Contra la pobreza no hay que repartir más sino producir más: más bienes y más servicios. Lo otro es el reparto de la miseria

Por ejemplo, una ‘mozalbeta’, al parecer de origen árabe, aseguraba que no podía estudiar porque les habían cortado la luz y no podía conectar sus “dispositivos”. Ya saben: teléfono móvil, tableta, ordenador: “su derecho”.

Naturalmente, les habían cortado la luz por falta de pago aunque, de entrada, a uno ya le cuesta entender por qué razón no se puede estudiar con lápiz y papel y se necesitan tantos “dispositivos”.

Nuestra adolescente, que ha aprendido mucho desde que llegó a este racista país llamado España, aseguraba que tener luz era “su derecho”.

Pues mira, no: la electricidad no es un derecho, es un servicio, que se convierte en obligación de la empresa concesionaria… cuando le pagas por ello. Cuando no le pagas, su deber es cortarte la luz. O sea, tus derechos. Especialmente cuando tu papá no paga la luz pero tiene un cochazo… gracias a las vidas que destroza vendiendo droga. No digo que sea el papá de la aludida, pero sí otros papás de la zona.

Al emigrante hay que acogerle pero los inmigrantes deben respetar el país de acogida

Y con esa valentía, insisto, tan distante de nuestra clase política actual, tanto de derechas como de izquierdas, Díaz Ayuso le respondió a doña Isa Serra que entre los marginados de la Cañada abundaban los narcotraficantes: “Para tener los porsches bien aparcados sí, para pagar facturas no”.

Al tiempo, en el mismo pleno y en respuesta al ‘más-madrido’ Pablo Gómez, Díaz Ayuso aseguraba que ustedes no son iguales a Juan Carlos I, que había traído la democracia a España. Los medios proges de izquierdas y de derechas, por ejemplo Antena 3 TV, se apresuraron a sacar de contexto la frase de que no todos somos iguales ante la ley.

Pues tenía toda la razón Ayuso. El Rey, como el presidente del Gobierno, como la presidenta de las cortes, tienen un estatus que no posee el ciudadano de la calle. Por eso están aforados, por eso no te les puedes acercar, por eso, tienen todos los gastos pagados, por eso les protegen guardaespaldas con dinero público, por eso viajan gratis, por eso comen gratis, por eso dan órdenes a quienes deberían vigilarles, por eso nunca han pisado el calabozo de una comisaría, por eso cuesta horrores que comparezcan ante un juez, etc, etc, etc. Es más, en el caso de Juan Carlos I tiene muchas menos prerrogativas y mucho menos presupuesto, que cualquier otro rey de Europa, incluido el del mísmisimo Mónaco.

Las mentiras podemitas ya están provocando brotes de violencia en España

No, no son iguales ante la ley por mucho que se repita la monserga. Y es más, con ciertos límites… ¡no deben ser iguales ante la ley! Si lo fueran, no podrían realizar su función. Otra coa es que hay que reducir el número de aforados. Por ejemplo, los diputados autonómicos.

Pero es que, además, las palabras de Díaz Ayuso, que no necesitan explicación sino para tontos y demagogos, hablaban de la desigualdad, más bien injusticia, que supone igualar a los desiguales y hablaba, también de que Juan Carlos I, con todos sus defectos, que son muchos, trabajó por el bien de España, cosa que no acabo yo de contemplar en Podemos o Más Madrid.

En cualquier caso, los sucesos de Barcelona y de la Cañada Real rebelan la demagogia creciente, no sólo de Podemos, sino también del PSOE con dos palabras: igualdad y derechos.   

Por eso, es de alabar la actitud de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. De entrada: la pobreza no es una virtud. Al pobre hay que ayudarle pero la ayuda se pide, no se exige… porque la pobreza no es un mérito ni otorga derechos.

Tener luz no es un derecho, pagar la factura es un deber. Si a pesar de todos tus esfuerzos no logras pagar ni los servicios imprescindibles, hay que pensar en que los que sí pueden te ayuden. Eso sí, siempre que no se sangre en exceso al que se paga sus facturas. Esto es, siempre que la lucha contra la pobreza no se convierta en el reparto de la miseria. Contra la pobreza no hay que repartir más sino producir más: más bienes y más servicios.

Racismo: al inmigrante hay que acogerle pero los inmigrantes deben respetar el país de acogida. Lo de la mujer de raza negra asegurando en Badalona que ellos también tiene la sangre roja no es más que una llamada a la violencia y a la reclamación de derechos a los españoles… por la fuerza. Ojo con este tema: porque esa demagogia podemita y socialista está provocando los primeros brotes de violencia estilo Black Lives Matter, factor clave para que Joe Biden llegue a la Casa Blanca. Cuidado.