Marlaska argumentaba que la actuación policial, o sea, la suya, frente a los simpatizantes de Vox en Ceuta había sido “democrática”
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se enfrentó esta semana a Iván Espinosa de los Monteros, el portavoz de Vox, a cuyos simpatizantes la policía ha perseguido algo más que a los invasores marroquíes.
Marlaska argumentaba que la actuación policial, o sea, la suya, había sido “democrática”, un adjetivo que se ha convertido en un conjuro. Todo es democrático o cualquier actuación se justifica en nombre de la democracia.
Vivimos una verdadera inflación del término democracia, que sirve para todo.
Ahora bien, más que el gobierno del pueblo, que es un imposible, la democracia significa que cualquiera, aunque sea del último pueblo, pueda gobernar. La democracia es vulgar en el sentido de que no considera que la capacidad para gobernar dependa de la preparación profesional.
Y todo esto debe ser recordado en el momento presente, por el auge actual de la tecnocracia. Sí, la llegada de Mario Draghi al timón de Italia, donde ha prescindido de los políticos y nombrado ministros y altos cargos a técnicos ha hecho que muchos comiencen a reclamar tecnocracia. La verdad es que no me extraña que algunos aplaudan. Están hartos de lo opuesto: políticos indocumentados que nunca han trabajado en nada salvo... como políticos.
Ahora bien, si gobiernan los técnicos, ¿qué pasa con la justicia, es decir, con la moral? Porque si el que más sabe mejor gobierna, tendremos que concluir que un programa informático siempre estará más dotado para los datos que hombre alguno y, por tanto, será el mejor presidente de gobierno.
Y ojo: cuando al canciller Helmut Kohl se le acusaba de no ser especialisa en anda. El reapondía: claro, por eso soy canciller. Mis ministros son loa que entienden de algo en concreto.
De acuerdo, pero mucho cuidado con olvidar el principio de Chesterton y aun otro principio del jovial periodista birtánico: en materia de moral. o sea, de justicia, preguntad al pueblo.
En cualquier caso, me atengo al principio primero: democracia es que pueda gobernar cualquiera. Eso no quita que, ahora mismo, me gustatía que el presidente del Gobierno español fuera Daghi y no Sánchez. Sí, Draghi, un peligroso banquero de inversión y un monetarista. Pero ahora está bajando impuestos y reduciendo burocracia, justo lo contrario que Sánchez
En economía, democracia significa que todos los hombres gobernados y gobernantes sean propietarios. De algo, de lo que sea. Y esto es importante porque si resulta que la evolución económica de la democracia -como vemos con la alabada globalización y la alabada sociedad de la información y de la tecnología- consiste en cambiar el monopolio por un oligopolio, cambiar la monarquía por la aristocracia, entonces a lo mejor me quedo con el monopolio y con la dictadura, en aras del mal menor.
La propiedad privada, por pequeña que sea, es lo que hace al hombre libre. Y mejor que sea pequeña. La lucha no anda entre lo público y lo privado sino entre lo grande y lo pequeño. Recuerden a Chesterton: "la negaciòn de la propiedad consiste en que el Duque de Sutherland posea todas las granjas del Condado, como sería la negación del matrimonio que tuviera a todas nuestras esposas en un harén".
No existen formas democráticas o antidemocráticas de solventar un problema. La democracia es un sistema de gobierno, sólo eso. Consiste en que cualquiera puede gobernar si recibe el aplauso de la mayoría, consiste, también en que ese alguien respete a las minorías, consiste, por último, quizás primero, en respetar los derechos y la libertad del hombre.
Pero no conviene mitificarla: ¿te enteras, Marlaska?