Los cuerpos de seguridad se enorgullecen de haber conseguido, hasta ahora, 4.000 detenidos y 500.000 sanciones. ¿Esto es un éxito? Para el Gobierno y sus ‘servidores’, sí
El Comité Técnico contra la epidemia del coronavirus también comparece en domingo en un ejercicio de autoalabanza que empieza a atufar.
La comisaria de la Policía Nacional, María Pilar Allué, económica con la verdad cuando se trata de hablar de la Iglesia, embustera cuando describe el desalojo forzado de la Catedral de Granada en plena Eucaristía, sigue blasonando de las muchas operaciones de detención de irresponsables e insolidarios que violan una ley que más de alarma parece marcial, o de estado de excepción (más bien de extorsión).
España se ha convertido en un país con salvoconducto. Tienes que demostrar por qué vas a trabajar o por qué sales a la calle. Y vamos para 40 días… ampliables.
Claro, ha habido más muertos, el confinamiento no funcionaba como estaba previsto, así que, dos tazas: así que, continuará el arresto domiciliario
Oiga, y el general Santiago, de la Guardia Civil, amenaza con perseguir a todo aquel que no cumpla las normas. Al parecer, alguien le ha dicho al Gobierno que la letra con sangre entra y que sí, que lo nuestro es servir a los ciudadanos pero, eso sí, servir significa obligar al servido.
Ojo, con ello la benemérita obtiene grandes victorias en pro de la civilización occidental.
Por ejemplo: la detención de un tío que mantenía en una perrera a 90 chuchos “en condiciones higiénico-sanitarias deplorables… y solo 8 de ellos tenían microchip”. Dramático.
Es la crueldad del Estado con el ciudadano como estrategia política.
Los cuerpos de seguridad se enorgullecen de haber conseguido, en lo que llevamos de estado de alarma, 4.000 detenidos y 500.000 sanciones. ¿Esto es un éxito? Para el Gobierno y sus ‘servidores’, sí.
Y el Ejecutivo presiona aún con mayor crueldad a los españoles encerrados en casa: “No estamos en ningún proceso de desescalada”.
¿Y si el confinamiento no funciona? Pues más y más duro confinamiento
Claro, ha habido más muertos, el confinamiento no funcionaba como estaba previsto, así que, dos tazas: así que, continuará el arresto domiciliario.
¿Y si el confinamiento no funciona? Pues más y más duro confinamiento.
En el entretanto, no nos informan sobre el origen del virus ni tampoco sobre la cuestión clave: ¿Sabemos algo más hoy que ayer sobre nuestros enemigos? Porque el confinamiento puede ayudar a que no haya contagio pero no cura la enfermedad, no mata al virus.
Como María José Rallo, secretaria general del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana que insiste en que los niveles de movilidad son muy bajos. Es el elogio de la tautología: no dejas salir a la calle a la gente bajo pena de multa, sanción y detención… ¡y la gente no sale! ¡Un éxito del Gobierno, oiga usted! Stalin, Mao o Hitler podrían haber dicho lo mismo: a ellos también les obedecían bajo amenaza de detención.