Crédit Agricole ganó 2.568 millones de euros durante los primeros nueve meses del año, un 19,3% menos que en 2019, debido a las elevadas provisiones (2.068 millones, un 125% más) para hacer frente a los futuros impagos. Ni siquiera el aumento de los ingresos (+1,4%) fue suficiente para alegrar las cuentas.

Los analistas, sin embargo, consideran que el tercer trimestre fue mejor de lo esperado, no por el negocio típico bancario -la entidad es cada vez menos 'agricole'-, sino por la actividad del banco en el mercado de capitales. Aún así, el beneficio entre julio y septiembre fue un 18,5% inferior al de 2019 y no superó los 977 millones de euros tras aumentar los ingresos un 2,4%, hasta los 5.150 millones. La clave del trimestre fueron, cómo no, las dotaciones, que se elevaron un 80,5%, hasta los 605 millones de euros.

“Gracias a su solidez, Crédit Agricole ayudará a los sectores que se han visto particularmente debilitados y les ayudará a avanzar hacia la recuperación”, aseguró este miércoles el consejero delegado, Philippe Brassac. Ante todo, optimismo.