Una teleco, una energética, un banco y la mayor empresa española y la más internacional, Inditex. Según el consenso del mercado, en un mundo tan globalizado en el que jeques árabes compran equipos de fútbol a discreción y las multinacionales chinas buscan extender su presencia en Europa, España debe mantener la soberanía de, al menos, Telefónica, Iberdrola e Inditex.

En cuanto a la entidad financiera, el elegido natural sería el Santander, pero el mismo consenso del mercado establece que no es suficientemente grande para competir con otros gigantes europeos y que necesita unirse con el BBVA.

Que un país mantenga la soberanía sobre empresas estratégicas no es nuevo, aunque sí para España, que permitió la compra de Endesa por la italiana Enel o más recientemente, la toma de control de Abertis por Atlantia, aunque en este caso también participó ACS.

En Francia, Alemania o Italia no se hubieran permitido estas operaciones. Le ocurrió a Telefónica cuando hace más de una década intentó entrar en el accionariado de Telecom Italia. El Estado francés, por su parte, mantiene participaciones significativas en empresas como Orange, Engie, Renault o EDF.

El Ibex está muy barato, a tiro de muchas multinacionales, y resulta primordial preservar la españolidad de las empresas consideradas estratégicas.