- No hace un ERE con beneficios ni cierra plantas ni alarga un conflicto laboral más de 30 meses, solo presiona y se beneficia de la rebaja del ambicioso impuesto a las bebidas azucaradas.
- La tasa será inferior a la primera planteada (10-20%): por una lata pagará un 8,5% (unos nueve céntimos de euro).
- Se aplicará a partir de abril de 2018 a bebidas con más de 5 gramos de azúcar por cada 100 mililitros: Coca-Cola tiene 10,6.
- Pero destruirá 4.000 empleos y recaudará menos de los 600 millones de euros previstos por el Gobierno, según un informe.
- Esto no es baladí: el sector de los refrescos aportó 7.383 millones al PIB de Reino Unido de 2015, es decir, el 28,8%.
Parece que
Coca-Cola también abusa de
Reino Unido, aunque claro, es más sutil que en España: digamos que allí tiene cierta
diplomacia británica, pues no hace un ERE con beneficios ni cierra plantas ni alarga un conflicto laboral más de 30 meses. La multinacional tan solo ha presionado al Gobierno británico que lidera desde hace un escaso mes
Theresa May, beneficiándose de la rebaja del ambicioso
impuesto a las bebidas azucaradas anunciado en marzo.
En concreto, la premier británica
ha cedido por la incertidumbre del Brexit y la presión de la industria, por lo que la tasa será inferior a la inicialmente prevista, que era de entre el 10% y el 20%. De hecho, Coca-Cola pagará ocho peniques (unos nueve céntimos de euro) por una lata de 330 mililitros que cuesta 0,68 libras (unos 79 céntimos), lo que supone una tasa de apenas el 8,5%.
No hay prisa por empezar a cobrar. El impuesto a las bebidas azucaradas para
luchar contra la obesidad se aplicará a partir de abril de 2018 a las que contengan más de cinco gramos de azúcar por cada 100 mililitros. Coca-Cola supera dicha cifra, pues contiene 10,6 gramos,
tal y como refleja su etiqueta.
Pero el impuesto
destruirá 4.000 empleos y recaudará menos de los 600 millones de euros previstos por el Gobierno, según un informe de la empresa de predicción y análisis cuantitativo
Oxford Economics, que cita
El Economista. Y no hay que olvidar que la recaudación se va a destinar a programas de salud escolares, que promuevan dietas sanas y actividad física.
Asimismo, el impuesto no es baladí. Y es que el sector de refrescos aportó unos 7.383 millones de euros al PIB británico de 2015, es decir, nada más y nada menos que el 28,8%.
Conviene subrayar que
Reino Unido es un país importante para Coca-Cola, de ahí su abuso; eso sí, este no llega al nivel de la
burla de España a pesar de las
bofetadas de la Audiencia Nacional. En concreto, es su segundo
mercado europeo, tras nuestro país, pues supone el 20% de las ventas en el viejo continente. Además, también está bajo el paraguas de la
'megaembotelladora' Coca-Cola European Partners (CCEP) que preside la española
Sol Daurella (
en la imagen junto a Muhtar Kent, presidente y Ceo de la marca de Atlanta, y John Brock, Ceo de la 'megabotelladora' europea).
Claro que Reino Unido no es el primer país que
pone en marcha un impuesto a las bebidas azucaradas, ya existe en Bélgica, Francia, Hungría y México, entre otros. En el caso del
país azteca, se comenzó a aplicar en enero de 2014 con una tasa del 10%,
logró reducir el consumo un 6% y recaudar 1,06 millones de euros.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com