Hasta anteayer, Cayetana Álvarez de Toledo, nueva portavoz del PP en el Congreso, apostaba por la unión del PP con el cristófobo Ciudadanos. Javier Maroto es el jefe del lobby gay en el PP.

Y no, no ha sido capaz de poner en su sitio a Núñez Feijóo. Casado sólo repite un concepto: moderación y centralidad

Queda el consuelo de Ana Beltrán, la nueva vicesecretaria de Organización, uno de los pocos políticos del Partido Popular que defiende la vida humana “desde la concepción hasta la muerte natural”, pero su papel será secundario, a fin de cuentas. (Ver el resto de cambios aprobados el martes)

En resumen, los cambios presentados por Pablo Casado en la mañana del martes le alejan de la democracia cristiana y le acercan al concepto de unidad de España. Traducido: menos carcas y mas 'fachas'. Tanto es así que el propio Casado insistió en que los tres nombramientos corresponden a una diputada por Cataluña, a un vasco y a la presidenta del PP navarro (aunque sea aragonesa).

Aún así: ninguna de las tres termitas de Rajoy y Soraya acudieron a la Directiva: ni Feijóo, ni Alonso, ni Moreno. Estaban muy ocupados

Pero oiga, siempre dentro de la moderación y la centralidad. Nadie sabe lo que es eso, pero Casado está forzado a recordarlo, porque sus tres termitas, el gallego Núñez Feijóo, el andaluz Juanma Moreno y al vasco Alfonso Alonso, no acudieron a la cita en Génova y en cualquier momento podrían echarse al monte.

Además, Feijóo retó a Casado hablando de que el PP estaría dispuesto a abstenerse en una presidencial investidura si Pedro Sánchez ofrecía algo a cambio. Pues bien, tras entregar Navarra a Euskadi Feijóo ha tenido que dar marcha atrás en su reto a Casado.