- El Papa ya ha hablado de que "es lícito parar al injusto agresor".
- El principal representante diplomático del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra, el arzobispo italiano Silvano Tomasi, pidió que se forme una fuerza internacional coordinada para parar al yihadismo.
- El misionero y sacerdote Luis Montes que desarrolla su labor en Irak: "La legítima defensa es un derecho y para muchos un deber".
El Gobierno de
Etiopía ha confirmado que
los 30 cristianos ejecutados en Libia son efectivamente etíopes, como aseguraban los yihadistas. Al menos 15 de las víctimas fueron decapitadas. El vídeo del Estado Islámico muestra a 15 "cruzados" cristianos decapitados y a otros 15 que fueron ejecutados de un disparo en la cabeza.
El
Papa Francisco ha condenado el "continuado martirio" de cristianos tras la ejecución por parte del grupo terrorista Estado Islámico de esos 30 ciudadanos cristianos etíopes en Libia.
En una carta enviada al patriarca de la iglesia ortodoxa etíope,
Abuna Matthias, el Sumo Pontífice ha dicho que "no hay diferencias porque las víctimas sean católicas, coptas, ortodoxas o protestantes, ya que su sangre es la misma en su confesión a Cristo". "La sangre de nuestros hermanos y hermanas cristianos es un testimonio que pide ser escuchado por todos los que aún puedan distinguir entre el bien y el mal", ha agregado en su misiva.
El
Papa Francisco ya se ha mostrado a favor de una intervención militar para parar esta masacre: "
Es lícito parar al injusto agresor".
Y, seguramente siguiendo las indicaciones del Papa, el principal representante diplomático del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra,
el arzobispo italiano Silvano Tomasi, pidió que se forme una fuerza internacional coordinada para impedir que el llamado Estado Islámico siga protagonizando ataques en Siria e Irak contra los cristianos y otros grupos minoritarios. "Tenemos que parar esta especie de genocidio». «De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada".
Tomasi recordó unas palabras de
San Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Paz en 2000: "Evidentemente cuando las poblaciones civiles corren peligro de sucumbir bajo los golpes de un injusto agresor, y cuando no sirvieron para nada los refuerzos de la política y los instrumentos de defensa no violentos, es legítimo e incluso un deber empeñarse con iniciativas concretas para desarmar al agresor. Estas entre tanto tienen que ser circunscritas en el tiempo y precisas en sus objetivos, conducidas en el pleno respeto del Derecho Internacional, garantizada por una autoridad reconocida a nivel supranacional y de todos modos nunca dejada a la mera lógica de las armas".
Así que parece que aumentan las voces dentro de la Iglesia que piden una intervención militar para salvar a los cristianos perseguidos. Por ejemplo, el misionero y sacerdote
Luis Montes que desarrolla su labor en Irak: participó en el I Congreso Internacional sobre Libertad Religiosa (se celebró el pasado fin de semana en Madrid), donde señaló que "podría ser que el cristianismo desaparezca de Oriente Próximo", "tenemos que defender que los cristianos sigan en Irak, en su tierra, están antes que los musulmanes"
e insistió en una intervención militar, "la legítima defensa es un derecho y para muchos un deber".
Todo ello cuadra con la doctrina católica sobre la legítima defensa y la guerra justa.
El punto 2264 del Catecismo de la Iglesia católica dice así: "El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo, hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un
golpe mortal (…)".
El siguiente
punto, el 2265, prosigue: "La legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro. La defensa del bien común exige colocar al agresor en la situación de no poder causar prejuicio. Por este motivo, los que tienen autoridad legítima tienen también el derecho de rechazar, incluso con el uso de las armas, a los agresores de la sociedad civil confiada a su responsabilidad".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com