La tardanza en formar Gobierno y un periodo de interinidad política han forzado al Banco de España (BdE) a guardar un discreto silencio pero, al final, el mismo día en que se celebraba el primer Consejo de Ministros, la subgobernadora, Margarita Delgado, ha decidido dar un golpe sobre la mesa. En Diálogos para la Democracia -un sitio tan apropiado como cualquier otro- ha pronunciado una conferencia en la que ha dicho dos cosas, la una después de la otra: el negocio bancario es una ruina porque con este precio del dinero no hay ni para comer. O sea, lo contrario de lo que aseguraba hace dos semanas el gobernador, Pablo Hernández de Cos, para quien los tipos negativos son, como para el vice del BCE, Luis de Guindos, muy buenos para el sector. 

Y ojo, esto lo dice Delgado días antes de que empiecen a prodigarse los resultados bancarios correspondientes al ejercicio 2019.

La subgobernadora exige fusiones nacionales y las plantea como la única salida. Ojo al dato: "el mapa de fusiones nacionales puede no estar todavía cerrado, particularmente cuando la reducción de costes de estructura es una de las pocas ´palancas´ disponibles para mejorar la cuenta de resultados".

Y, ya resuelta, anima también las fusiones internacionales, previa puesta en marcha (porque en la práctica nadie ha soltado el parné) del FGD mutual paneuropeo:  "No parece razonable que las implicaciones, en términos de capital y liquidez, para un grupo bancario que tenga una subsidiaria en un país latinoamericano sean muy similares a las que existirían si la filial estuviera localizada en otro país de la Eurozona". 

Es más. Delgado vuelve a contradecir a su jefe de filas, Hernández de Cos. Que no, que el negocio bancario es una ruina. la subgobernadora recuerda que el 25% de los bancos de la zona euro no alcanza el 3% de rentabilidadi sobre recursos propios, cuando lo que se considera aceptable es el 10%.

Pero los bancos no parecen estar por la labor: responden que empiece el Gobierno, con Bankia

Eso sí, decir fusiones es decir cierre de oficinas y despidos masivos, cuando ella misma recuerda que, desde 2009, la banca española ha cerrado 20.000 oficinas y reducido plantilla en 90.000 empleados. 

Ahora bien, ¿qué responderá la banca? Pues, lo primero, que si se fusionan para reducir plantillas no parece que el nuevo Gobierno de PSOE y Podemos se lo vaya a poner fácil. Y a lo mejor resulta que fallan dos premisas:

1.La banca pequeña no es poco rentable: le fuerzan a ser poco rentable.

2.A lo mejor reduciendo gastos no se aumenta el margen sino que se encarece la reducción de costes.

Pero que conste que la autoridad monetaria, por supuesto, ha llamado a fusionarse. 

Como no empiece el Gobierno con Bankia no parece que nadie se anime. Y ahora en el Gobierno está Podemos que quiere una Bankia 100 por 100 estatal.