• Habrá que ver las tripas de la operación para saber si es un truco contable para reducir deuda.
  • El grupo comunica la transacción con Firion Investments a la CNMC, que tiene un mes para analizarla.
  • Los problemas: que ¡Oh capitán, mi capitán! pedía demasiado y Urbaser tiene una deuda de 800 millones.
  • Y si se cumple, los fondos chinos controlarán la limpieza en Madrid y otras grandes ciudades.
Parece que por fin Florentino Perez (¡oh capitán, mi capitán!) (en la imagen) ha conseguido colocar a los chinos Urbaser, su filial de servicios de limpieza y recogida y tratamiento de residuos. Parece que Firion Investments ha aceptado, porque así lo ha comunicado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a pesar de los meses que lleva en el intento. Y ahora, el regulador tiene un mes para analizar la transacción, aunque todo son pronósticos hasta ver las tripas de la operación. A partir de ahí, se comprobará si es un truco contable para reducir la deuda del grupo ACS o la reduce de verdad. Hasta ahora ha querido vender a buen precio -o sea, caro- y por eso ha tropezado en el intento desde hace un año. No es la primera vez en lo que a desinversiones se refiere. El precedente está en la división de renovables. Al final, creó Saeta Yield, que sacó a bolsa en febrero de 2015, y le fue traspasando activos eólicos y termosolares para desconsolidar deuda. Ahí sigue el principal objetivo, reducir deuda (en 2.624 millones a finales de 2015). Y ahí entra también Urbaser, con una deuda adosada de 800 millones. ¿La venta es con deuda o sin deuda? En septiembre, ACS calculó la operación entre 1.164 y 1.399 millones, con una plusvalía que ronda los 450 millones, pero dependerá de "determinados parámetros económicos futuros", como señaló. Esa es la cuestión. La última consideración está en el negocio del que desprende -por necesidad-, una empresa de basura y aguas, con un potencial real, como la ingeniería del grupo, Cobra. En el caso de Urbaser, factura unos 1.600 millones y presta servicios en grandes ciudades españoles -Madrid, entre ellas- y actividad, vía contratos, en Francia, Reino Unido, México, Chile, Argentina y países del norte de África. Rafael Esparza