- Esta semana, los obispos catalanes decían que "la Iglesia quiere ser fermento de justicia, fraternidad y comunión".
- Y el cardenal Juan José Omella recordaba en la homilía del funeral por las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils que "la unidad de todos es un hermoso mosaico sobre el que se construye la sociedad".
- Palabras que no gustaron nada al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont…
Con el proceso separatista en su momento de máxima tensión, con el referéndum de independencia convocado de manera ilegal para el próximo 1 de octubre y con las actuaciones de las instituciones públicas del Estado haciendo cumplir las sentencias judiciales, lo que ha provocado ya varias detenciones,
una parte del clero catalán ha querido posicionarse, recoge
Religión en Libertad.
Hasta el momento,
282 sacerdotes, ya sean diocesanos o de distintas congregaciones y órdenes, de los diez obispados catalanes, así como una veintena de diáconos, han firmado una declaración a favor de la celebración del referéndum.
Suponen tan sólo el 12,9% de los sacerdotes catalanes.
Se da la circunstancia de que
esta semana los
obispos catalanes han querido publicar un
comunicado en el que recuerdan que "la Iglesia quiere ser fermento de justicia, fraternidad y comunión, y se ofrece para ayudar en este servicio en bien de nuestro pueblo". Por lo que piden "a todos los católicos que recen, que pidan la bendición de Dios sobre Cataluña".
"Pedimos también a Dios por todas las personas que tienen responsabilidad en el gobierno de las diferentes administraciones públicas, de la gestión del bien común y de la convivencia social", asegura el texto.
"Animamos a todos, especialmente a los laicos cristianos, a ser responsables y comprometidos en la vida pública, para avanzar en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz", agregan. Para concluir, el comunicado pide que "la sensatez y el deseo de ser justos y fraternos nos guíe a todos".
Recientemente, en el templo reparador de la Sagrada Familia,
el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella recordaba en la homilía del funeral por las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils que "la unidad de todos es un hermoso mosaico sobre el que se construye la sociedad".
Ante la atenta mirada de los más altos representantes políticos e institucionales, el cardenal Omella ha insistido en que la paz, el respeto, la convivencia fraterna y el amor solidario son las telas sobre las que se construye la sociedad. "La unión nos hace fuertes", ha insistido el cardenal Omella, "la división nos corroe y nos destruye".
Estas palabras de Omella no gustaron nada al presidente
Carles Puigdemont, pues, acabada la misa, siguió a Omella hasta la sacristía, como explica la web religiosa germinansgerminabit, y allí le recriminó que no se refiriera en la homilía a su cargo, como presidente de la Generalitat, y que sólo hablara de "autoridades autonómicas y locales", que no utilizara el catalán, y que pusiera el acento en la exigencia de unidad, con una frase que provocó urticaria en el bloque independentista: "La unión nos hace fuertes mientras que la división nos corroe y nos destruye", según recoge
Economía Digital.
Fuentes del entorno del president admiten a ED que Puigdemont le lanzó una "importante bronca". En el comentario en la web germinansgerminabit se asegura que el tono de Puigdemont fue "hierático y disciplente", y que repitió que el mensaje de Omella era "inaceptable".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com