Moncloa se niega a informar de cuánto dinero se ha gastado en la campaña de publicidad que adorna a casi todos los medios informativos, muchos quebrados y todos en graves dificultades financieras. Bajo ese título: “Este virus lo paramos unidos”. Más que un llamamiento a la unidad, lo que practica el gobierno Sánchez es una excusa para doblegar cualquier tipo de protesta. Además, pobre de usted como se atreva a oponerse al confinamiento total decretado por el Ejecutivo, prisión que se alarga en calendario y en prohibiciones… y si no, al loro con la comparecencia parlamentaria de Sánchez para el miércoles 18.

Lo cierto es que este virus lo estamos parando unidos… y encerrados a la fuerza. Es más, muchos, también hay doctores y ‘expertos’ -últimamente oigo hablar mucho de esos expertos- siguen pensando que convertir cada hogar español en una cárcel es como matar moscas a cañonazos, que tendrá consecuencia indeseables sobre la salud pública y… que al virus no le puede detener: hay que vencerlo, aniquilarlo

¿Pero es que a nadie le importa perder su libertad? ¿Tan miedicas nos ha vuelto el coronavirus?

Ahora bien, hay algo que me preocupa mucho más y es la actitud de la opinión pública española. Dominados por el pánico, los españoles están vendiendo su libertad por seguridad. Y ojo, se trata de una seguridad incierta por una libertad probada.

No sólo nos hemos sometido a las órdenes desatinadas de Moncloa sin rechistar es que, además, nos hemos convertido en policías obedientes a Pedro Sánchez que insultamos a los irresponsables que no cumplen la órdenes con rigidez castrense.

¿Pero es que a nadie le importa perder su libertad? ¿Tan miedicas nos ha vuelto el coronavirus?

A Sánchez, aprendiz de tirano, le molesta hasta el sentido del humor de los españoles frente al virus

Un detalle final: a Pedro Sánchez, aprendiz de tirano, le molesta hasta el sentido del humor de los españoles frente al virus. El pasado martes, en su muy sentida aparición pública antes los medios (a distancia) se quejó de quienes hacían bromas a costa de las mascotas, único sistema que él ha dejado para que los españoles puedan salir a la calle.

No hay marca más identificable de la tiranía que la obsesión ante la crítica irónica.

Este virus lo paramos unidos… y encerrados. Y hemos tirado la llave de la prisión.