¿La fusión Caixabank-Bankia es buena para la economía española? Yo creo que no. Por tres razones:

1.La desaparición de bancos coincide con la expansión de los fondos y su “banca en la sombra”. Pueden creerme: si les dan a elegir entre bancos y fondos, elijan bancos. Los fondos son opacos y no asumen ninguna responsabilidad social: no le pagarán los recibos ni le concerán una hipoteca a un padre de familia. Y encima, no tienen ninguna responsabilidad sobre el dinero ajeno, lo suyo no son los depósitos. 

2.Como ya hemos recordado en Hispanidad, en tiempos de digitalización, las fusiones pergeñadas para ganar en tamaño dejan de tener sentido. En el mundo digital el tamaño importa poco. Además, atender a los nativos digitales no significa echar a gente sino cerrar oficinas presenciales. La transición hacia la banca digital será lenta, ergo se puede abordar mediante reconversión de la plantilla, no mediante despidos. Eso sí, los despidos masivos son más rápidos con una concentración.

3.Si se trata de reducir empleo, dos cuestiones: lo primero, dígalo claramente y déjese de monsergas. Si de lo que se trata es de fusionarse para reducir plantilla, dígalo, hombre, dígalo, y déjese de monsergas.

La importancia del tamaño de una entidad desaparece con la irrupción de la banca digital. Un gran banco digital puede ser pequeño banco

Y hay otra razón por la que no es buena, no las fusiones bancarias en general, sino la de Caixabank y Bankia en particular: el ‘qui prodest?’. La respuesta es el Gobierno. A quien benefician estas fusiones es al Gobierno, que ya no sabía como salir del enredo Bankia. Por ahora ha recuperado algo menos de la quinta parte de lo aportado y la plusvalía tendrá que pasarla a déficit fiscal.

La fusión Caixabank-Bankia destruirá mucho empleo

Y si el Gobierno fuera listo, que no es el caso, no estaría impulsando las fusiones, sino la exportación del modelo bancario español, que es muy bueno. Sí, porque, más allá de la demagogia podemita, los banqueros españoles son muy buenos profesionales de banca doméstica, que es la banca que sirve a la sociedad. Ocurre que sí son malos según los absurdos criterios de solvencia actuales emanados de la pasada crisis de 2008 y que pueden resumirse así: un buen banco es el que tiene mucho capital, no el que tiene poca morosidad. Por eso, cayeron las estupendas -con fallos puntuales- cajas de ahorros, no por mala gestión.

¿Y si algún banquero resulta negligente y provoca una ruina? Pues no salve el banco con dinero público: déjelo morir. Eso es lo que no se hizo en 2008 y así nos fue.