Ante la 'Batalla de Madrid' que se libra el 4 de mayo, los ocho obispos de la autonomía capitalina han hablado. Han publicado una nota con consejos para los católicos que acudan a votar. Nota corta y enjundiosa y que evita que nadie se llame a engaño sobre el concepto más olvidado en el mundo político y, en ocasiones, en el mundo católico: la coherencia.

Los obispos de Madrid recuerdan que un católico no puede votar a un partido que no respete la vida humana "desde la concepción" hasta la muerte natural". De los partidos con acceso a la  Asamblea sólo uno cumple esa proposición: Vox.

El segundo principio es el de no sólo respeto, sino también "promoción", de la "familia natural", es decir, la formada por varón y mujer y abierta a la descendencia. El político que no respete -y fomente- estos principios no puede ser votado por un católico... ni puede llamarse católico. ¿Cuál es el único partido que define la familia natural? Por una parte Vox, por la otra, aunque de forma vergonzante, el PP. 

Pero hay más. La carta recorre los cuatro principios no negaciables, para ser elector o elegido, de Benedicto XVI: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común.

Ergo, tampoco puede votar a un católico a aquel partido que dificulte que los padres elijan para sus hijos la educación que deseen. Ahora piensen en el pin parental. Por ejemplo, Isabel Díaz-Ayuso se opone a la propuesta, mientras mantiene las normas que permiten la entrada de talleres sexuales para que les expliquen a los niños de 6 años si es que elijan entre ser chicos o chicas, al margen de cuál sea el sexo con el que Dios les creó.

Es más, los obispos madrileños añaden la libertad religiosa como otro de los principios básicos para discernir el voto. Oportuno y pertinente. 

Y naturalmente, los ocho obispos madrileños hablan del bien común, concepto que, entre otras cosas, identifican con la preocupación por los más vulnerables, dichos pobres o necesitados.

Al menos, nadie podrá decir que no lo sabía.