No tenemos remedio. Otro aniversario del 11-M guerracivilista. A los españoles no nos une ni la injuria ni la desgracia. Es más: nos revolvemos contra nosotros mismos, en perpetuo enfrentamiento civil.

El error de Aznar, en 2004, obsesionado como estaba con ETA, fue dar pábulo a que… podía haber sido ETA. Hablo con la fuerza moral que me asiste porque este pequeño periódico electrónico fue el primero que dijo que no podía ser ETA: era demasiado bestia hasta para ETA. El 11-M tenía el sello de la barbarie islámica y su odio a España.

Pero Aznar no engañó. El que engañó fue Rubalcaba y el PSOE, que obtuvo su gran vuelco electoral (tres días antes todas las encuestas le daban como perdedor), gracias al asesinato de 194 personas (balance final contando los dos muertos: la madre embarazada y el niño que llevaba en su seno). Explotó la presunta mentira del PP y ganó.

Y ahora volvemos al presente. Ayer, Eulogio Paz, padre de uno de los asesinados el 11-M arremetió contra el PP. Era la misma tesis de la madre del mismo asesinado, Pilar Manjón, para quien el asesino de sus hijos no eran los islámicos, sino José María Aznar. Mientras, otras asociaciones de víctimas mantenían que el caso no está cerrado para ellos. En resumen, todos los países (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Australia…) que han sufrido zarpazos terroristas se han unido en el dolor: los españoles nos separamos y entramos en fase guerracivilista. 15 años después del 11-M, en lugar de unirnos ante la injuria y en la desgracia, continuamos en el enfrentamiento civil.

¿Tenemos remedio?