La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), basándose en normas de bienestar animal de la Comisión Europea, acaba de recomendar reducir la densidad de población de pollos de engorde
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) es una agencia de la Unión Europea (UE), que empezó a ser operativa en 2002. Su principal objetivo es proporcionar los métodos científicos para alertar y detectar todos aquellos problemas que afecten a la seguridad alimentaria en la UE, recuerda Wikipedia.
Pues bien: esta Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), basándose en normas de bienestar animal de la Comisión Europea, acaba de recomendar reducir la densidad de población de pollos de engorde convencionales a un máximo de 11 kg/m², lo que implicaría que los productores realizasen importantes inversiones en las granjas.
Y, lo que es más importante, implicaría que el número de pollos en las granjas (y de gallinas ponedoras) se redujese nada menos que un 72%, lo que conduciría a la pérdida de la mayor parte del sector avícola europeo, denuncia Agro Información.
Asaja Palencia denuncia: «¡Implementar propuestas tan extremas resultaría en el cierre de pequeñas y medianas empresas en áreas rurales, perdiendo competitividad y aumentando las importaciones, al mismo tiempo que nos enfrentaríamos a un aumento masivo en el precio de la carne de aves de corral para los consumidores!».
Asaja Palencia añade: «La opinión también carece de una explicación de las estrategias y programas de reproducción actuales. El potencial de la cría y la genética equilibradas para un mejor y positivo bienestar no se reconoce plenamente y la opinión se centra principalmente en las medidas de gestión para resolver los problemas de bienestar. El trabajo realizado hasta ahora por los criadores de aves, los productores y la industria debe reconocerse aún más. Falta literatura científica reciente que respalde este tipo de mejoras ya desarrolladas en el sector».
Asaja Palencia señala: «Las preguntas que quedan por responder son ¿cómo se financiará todo esto y cuánto tiempo se permitirá para hacer la posible transición? ¿Cuáles serán los efectos combinados de estas propuestas cuando se reúnan con los demás textos legislativos que ya se están discutiendo a nivel de la UE? En última instancia, ¿cómo resistirán los productores de la UE la feroz competencia internacional que no aplica estándares tan altos en las explotaciones?».
Y concluye alentando encarecidamente a la Comisión Europea «a buscar respuestas a estas preguntas para evitar comprometer la sostenibilidad socioeconómica y las condiciones de bienestar animal en la UE».
Y todo esto, con la que está cayendo de inflación en Europa y de subidas de los precios de los alimentos.
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