Zapatero a tus zapatos. La aventura televisiva de Telefónica, concretada en Movistar+, está atravesando un momento complicado, con una caída sostenida -esta sí es sostenida- de clientes, desde que alcanzara un pico de 4,05 millones de usuarios con los que cerró el segundo trimestre de 2020.

Fue el final del confinamiento forzoso y el comienzo del declive de la televisión que lidera Sergio Oslé, que desde junio de 2020 hasta marzo de 2021 ha perdido 159.000 abonados, hasta los 3,8 millones.

Movistar+ no va bien y comienza a ser un lastre para Telefónica España cuyo consejero delegado es, por cierto, Oslé, que reporta directamente al presidente, Emilio Gayo. Lo que está claro es que deben plantearse, mejor antes que después, el futuro de la plataforma audiovisual ante el empuje de Netflix, HBO, Disney+, Amazon Prime y resto de gigantes multinacionales del entretenimiento.

¿Fiar la remontada de Movistar+ al fútbol? Podría no ser suficiente, en caso de que, efectivamente, con el inicio de la competición liguera en agosto, lograra darle la vuelta a la huida de clientes. Ahora bien, los derechos del fútbol siguen siendo muy elevados y muy difíciles de amortizar si no es subiendo las tarifas a los clientes.

En definitiva, ahora que la imagen corporativa de Telefónica ha vuelto a sus orígenes, quizá sea un buen momento para reconsiderar el futuro de Movistar+ y la vuelta a los servicios más tradicionales de la compañía, los que le han llevado hasta nuestros días.

Y mientras los clientes se dan de baja de la televisión, Javier de Paz entra en el Consejo de Movistar+ para acompañar a Oslé, y donde ya no está Emilio Gayo. Solo falta Roures.